Después de andar caminando por un tiempo, el dolor disminuyó, ya sólo quedaba una pequeña marca que me haría recordarlo siempre. El camino realmente era hermoso había árboles de distintos tamaños y tonos de verdes, los animales rondaban tan sigilosos como los siervos, las mariposas, las aves, etc. todo parecía sacado de un cuadro de Matisse, comencé a sentir hambre, así que busque un lugar donde pudiera descansar mientras comía algo, fue entonces que vi un roble enorme e imponente que daba una sombra refrescante, me dirigí hacía él y me senté bajo su sombra, me recargué por un instante y fue entonces que lo escuche susurrando en mi oído, con su voz vieja y sabia "La vida siempre nos pone en el lugar correcto en el momento exacto, sabe dónde es el lugar donde podremos crecer mejor para que lleguemos a ser lo que debemos, sin embargo depende de nosotros aprovechar al máximo todo aquello que se nos brinda, a veces las oportunidades vienen disfrazadas de problemas y a veces los problemas nos los causamos pensando que son oportunidades, la sabiduría no consiste en diferenciar cuando es uno u otro, sino, en aprovechar el aprendizaje que deja tanto uno como el otro, yo llevo cientos de años en este lugar, viendo pasar la vida y he crecido junto con ella, he soportado tormentas, sequías, enfermedades, soledad, nacimiento y muerte, pero eso es la vida, un continuo aprendizaje de todo y todo el tiempo; lo importante no es cuánto te golpee la vida, lo importante es cuanto resistas de ella, y te mantengas en pie como un roble" fue entonces que una tibia brisa cruzo por sus ramas silbando una vieja canción, comí feliz y tranquilo, al terminar seguí mi camino, antes de irme regué un poco de agua a los pies del roble para agradecerle su enseñanza y este soltó una hoja sobre mí, sabía que eso era su forma de decir "de nada".
FABO
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