jueves, 17 de octubre de 2013

La ventana...

Ella se asomó y cuando lo vio cerró la ventana, dejándolo sólo bajo la lluvia que no menguaba y conforme caía sobre él se iba sintiendo cada vez más alejado de ella, como si lo derritiera poco a poco y se diluyera entre el agua de la lluvia y del desagüe que se mezclaban apara adentrarse en la alcantarilla bajo sus pies; no podía creerlo, tantos años de quererla y ella simplemente cerraba la ventana como si el temporal pudiera más que su cariño, no importaba nada, ahora se podía dar cuenta que lo que creía cierto sólo era una mera colección de casualidades que lo habían llevado a ese punto; no importaba el cariño o la necesidad que le tuviera, ella simplemente había cerrado la ventana, sin preocuparse por nada, sin saber si él seguiría parado afuera con la ropa empapada y la mirada fija en la ventana esperando a que ella recapacitara, asomara sus grandes ojos tiernos y su sonrisa infantil, sin embargo eso no pasaba y la verdad es que no pasaría, aquellos ojos tiernos se habían volcado a un profundo vacío donde la obscuridad y las sombras no le permitían ver más allá de la lluvia y la sonrisa infantil se había convertido en una mueca burlona, donde lo que fuera o sucediera más allá de aquel vidrio sólo provocaba gracia y hasta cierto punto pena; y así era como él se veía, lastimoso por las calles donde sus lágrimas se confundían con las gotas de lluvia que recorrían su rostro afilado y su semblante nocturno. No podía avanzar más, se sentó en la orilla de un escalón bajo una lámpara que solo alumbraba su base, "muy adecuado" pensó, pues él no sentía que nada lo pudiera alumbrar más allá de dos pasos, cayó rendido al sueño, a la fatiga, a la desgracia y al dolor. Su sueño fue extraño, el día era soleado, cálido y tibio, el caminaba con su saco azul y sus zapatos negros, con la seguridad que marca un camino trazado por uno mismo, el recorrido ya era conocido, lejano, pero al final valía la pena llegar, porque estaría ella esperándolo con esa blusa de flores que le regaló, siempre se veía linda, justo antes de tocar la puerta, pudo notar que su ventana estaba sellada y tapiada, no podía verse nada dentro de ella, "¿Si su ventana está cerrada entonces cómo me verá llegar o partir?" fue entonces que lo comprendió todo, el mismo había cerrado la ventana para que ella no pudiera verlo llegar ni partir; era él quien había cerrado la ventana desde antes a pesar de tener un día soleado, se despertó de repente, la lluvia se había detenido, se acomodó de nuevo sobre el escalón y paso sus manos sobre su rostro para secarlo, abrió los ojos y la luz llegaba un poco más lejos, se levantó, metió las manos en el bolsillo y siguió su camino; "Espero que la próxima ventana se abra de par en par, tanto para ella como para mi" y esbozo una sonrisa que era un triste adiós disfrazado de alegría. 

                                                                                                        FABO


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