Ayer, de nuevo
me sorprendí pensando en ti
como me paso antier y hace una semana
y cada que me voy a dormir.
Quise ocultar tu recuerdo,
lo puse bajo mi cama
y sólo logró hacerme recordar
tus pies tibios y ligeros.
Lo puse entre mis libros,
y sólo logre recordar tu poema,
ese que tanto te gusta,
y que te decía por la noches.
Quise esconderlo en la cocina
pero sólo logre hacerlo más fuerte
recordando esas comidas que te preparaba
sólo para verte disfrutarlas.
Ya no sabía donde ponerlo,
ni hablar de ponerlo entre las sábanas
o en la ducha
o en el armario.
Decidí entonces dejarlo en mi mente
que ahí viva y se adueñe del mejor lugar
que se quede en mi memoria y haga lo que quiera
como siempre lo ha hecho.
Que viva en mi,
que sea parte de mi mente
que se ocupe de sus asuntos y yo
de los míos.
Sé que así, tarde o temprano
terminara resignándose a quedar relegado,
se volverá una parte de algo
en lugar de ser lo de siempre.
Así, tu recuerdo terminará ocultándose
sólo, acomodándose en el lugar mas apartado,
quedándose atrás, presente pero olvidado
y así, te recordare, pero esta vez con una sonrisa.
FABO