Vuelan y giran,
revolotean y llenan de vida
todo cuanto tocan,
son libres y bellas.
Verlas brillar da alegría,
porque se saben vivas,
independientes,
felices.
Ellas saben donde y como posarse
llegan con el viento tibio,
se dejan acariciar por el sol
y se alejan cuando el frío acecha.
Me gustaría ser el árbol
donde tus mariposas se posen,
que me acarician con su suave tacto,
que me llenen de color y sabiduría.
Espero que esas mariposas,
no se alejen nunca de mi lado,
que vuelen a mi alrededor
y me acaricien siempre sin dudarlo.
FABO
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