En mi mente las ideas se mezclan
como vapores emanando de esencias
encerradas en botellas de cristales de colores,
abiertas por el descuido del paso del tiempo.
En ellas se forma tu figura entre la niebla,
se crean caballos y carrozas,
te vislumbras tan altiva y tan certera
con la enérgica mirada de furtiva cazadora.
Te plantas a lo lejos y me observas,
yo inmóvil, me siento acorralado
tras las rocas inexistentes
de un acantilado de realidades.
Levantas el arco y te admiro en tu esplendor completo,
eres luz, fuego y esperanza,
e irremediablemente recuerdo al mundo desolado
que merece vivirte y conocerte.
Me abalanzo hacía ti sin pensar nada,
sólo me motiva el compartir tu existencia
con las almas que no creen en los milagros,
y yo teniéndote tan cerca.
Cruzo entre penas y recuerdos,
entre desengaños y dudas,
atravieso las historias y desventuras,
esperando que el destino no me alcance.
Sé que me atrevo a lo impensable al acercarme,
siento tu candor casi en mis dedos,
por fin logro tocarte y admirarte,
mientras brota la sangre de mi pecho.
Caigo herido por tu certera flecha
y tú me miras con arrepentimiento,
pero recordemos que tú siempre serás mi Artemisa
y yo tratando de ser tu Prometeo.
FABO