miércoles, 25 de junio de 2014

Confieso...

Me he dado cuenta que la confesión
es un acto donde te encuentras
contra la espada y la pared,
y no hay más remedio que decirlo.

      Ante el sacerdote, llegan los fieles
      "acúsome padre que he pecado",
       diciendo así todo lo que les quita la calma
       y el sosiego.

  Con la Ley, llegan aquellos delincuentes
  confesando sus delitos, sus faltas
  sus mentiras
  su agravios.

     Pues bien, yo hoy también quiero confesar,
     y no es que sea devoto o delincuente
     sin embargo debe decirlo abiertamente
     para que el mundo y tú me juzguen.

Confieso que te quiero,
que no pasa un instante que no aparezcas en mi mente,
que la vida no sabe igual
sin el sabor de tus labios y el perfume de tu piel.

      Te confieso ante el velo de la ausencia
      que eres motivo de todo cuanto hago y digo
      que no hay dolor más grande que tu lejanía
      ni medicina más milagrosa que tu existencia.

  Te confieso bajo el yugo del martillo de la justicia
  que te brindo mis horas enteras, de noche y de día
  y que vivo encerrado tras los barrotes de tu recuerdo
  que me tiene tan libre para cometer locuras como amarte.

        Confieso que creo en Dios, porque eres su mejor milagro,
        que eres todo lo que no había querido,
        que eres todo lo que había deseado,
        sin saberlo y sin notarlo.

  Quiero confesar que decir tu nombre
   es mi oración de la noche y las mañanas,
   es el mantra que me repito para obtener fuerza,
   el sonido que limpia mi aura.

          Te confieso que aún no decido
          si eres bendición o castigo,
          si contigo tendré mi paraíso en vida
          o si por fin el destino me cobrara mis deudas mal habidas.

  Sin embargo, te he de confesar,
  que nada puede importarme ya,
  que en las noches de tus ojos
   me perdería sin importarme el rumbo
  porque estaría inmerso en ti.

            Finalmente, te confieso,
            que yo he de vivir lo que la vida quiera,
            mientras tú me quieras,
            mientras yo te viva.

                                                                                                                    FABO