Hoy me senté a platicar con tu ausencia,
es simpática sabes... bastante callada,
pero me recuerda mucho a ti,
se nota que se conocen demasiado.
Le serví un café en tu taza roja
y yo bebí el mío mientras la miraba a los ojos,
nos quedamos un rato en silencio
mientras nos llenábamos de dudas.
Comencé por preguntarle que
si como yo, también te extrañaba,
asintió mientras daba un sorbo al café humeante,
yo también asentí contestándome a mí mismo.
Le dije que lo que más extrañaba
era sonreír juntos, así de la nada,
esas son sonrisas verdaderas
las que son causadas por nada.
Le dije que quisiera escucharte
por lo menos para decirnos "adiós",
tu ausencia me miró fijamente
y pude notar en sus labios que lo decía.
Así que por fin entendí
que tu adiós estaba implícito en tu ausencia
y que yo me enamoraba de tu recuerdo y nada más,
por fin entendí que callando se entiende la gente.
Aun así, invitaré a tu ausencia a otras tardes de café,
disfruto de su no compañía,
de sus calladas pláticas,
de como me recuerda... que tú no estás en su lugar.
FABO