Hoy me vi en el espejo y no me reconocí,
será que mi esencia me abandonó
para buscarte por los rincones del mundo
donde se pierde mi todo por encontrarte.
No lo niego, cada día pienso en ti,
tal vez más de lo que me gustaría admitir,
pienso que las noches me hablan por lo bajo
repitiéndome tu nombre para que te metas en mis sueños.
El tiempo pasa lento y yo lentamente me fundo con él,
comienzo a volverme atemporal,
porque tu no llegas y con tu llegada
mi vida seguiría con el latir de tu corazón.
Siento que la muerte me observa desde lejos
y se burla de mi destino tan frágil,
me da la oportunidad de decir lo que te tenga que decir
porque sigues siendo mi motivo de vida.
Quisiera tenerte aquí, o allá, o en algún lado,
si no es en mis manos por lo menos en mi lejanía,
pero no apareces por ninguna parte
y yo me canso de buscarte hasta el amanecer.
Ya no soy yo, ni lo que solía ser,
ahora me siento en un vacío tan lleno de tu ausencia,
me platico viejas historias, que a veces,
mezclo con mi realidad tan ilusoria.
Ya no te pido que vuelvas,
porque un regreso no se pide, simplemente se da,
qué importa que llegues de noche oculta en los nubarrones de mi tristeza,
o de día a plena luz de sol resplandeciendo como un ángel.
Siento que la locura me invade,
y soy el más cuerdo de los desolados,
me gusta admitirlo así sin miramiento ni máscaras,
porque todo es por tu motivo.
Hoy no brindaré por nada,
simplemente beberé porque mi garganta seca
necesita un duelo de tanto repetir tu nombre,
aunque mi mente, lo repita todo el tiempo.
FABO