miércoles, 26 de marzo de 2014

Yo la conocí...

Yo la conocía de memoria
sin embargo al tenerla ahí a mi lado
descubría cada parte de ella
como un explorador ingenuo y perdido.

      Conocía su rostro y sus facciones,
      esa forma de torcer la boca con desagrado
      o ruborizarse por una palabra,
      esa mirada de gratitud que lo decía todo sin decir nada.

  Yo sabía de memoria su mirada de furia,
   sus manos suaves y pequeñas,
   su cuerpo delgado y espigado,
   su andar incierto y tan firme.

        Yo la veía sin mirarla,
         en todos lados y a todas horas,
         la vi en mis viajes y en mi recámara,
         la vi en mis manos y ahora en su ausencia.

    Recuerdo con exactitud su sonrisa,
    la que me conquistó al mirarla,
    su voz de niña mimada,
    su boca de besos guardados.

         Sé bien de su lucha por la vida
          y que la vida también lucha con ella,
          que se entregaba sin reservas
           y por ello es tan experta en su inocencia.

   La recuerdo con su vestido ceñido
   y mis manos ceñidas a su cintura
   la veo bailando suave y a su ritmo
   y yo a su lado siguiéndola hipnotizado.

        Creo yo, que la conocí muy bien,
        creo yo, que también me recuerda,
         creo también que fuimos juntos,
         y estoy seguro, que jamás me conoció.

                                                                                 FABO