A veces tu silencio
es la mejor respuesta
a una pregunta que no te he hecho,
pero conoces de sobra.
Escucho claro tu silencio
que se envuelve en el mundo caótico
que despide gritos de desesperación
y que nadie los escucha, a veces ni tu misma.
Tomo un respiro,
y esa pausa se funde en tu silencio
tan eterno y tan efímero
que no dura nada y que dura todo el tiempo.
Te hablo de cerca y de lejos,
te hablo a deshoras
te hablo dormido y despierto
pero siempre tu silencio.
No me pidas entenderte así,
que yo no leo almas aunque lo intento,
a veces prefiero que me hables a gritos
a que me grites a silencios.
El mundo esconde todo a simple vista,
nos muestra el sol tras las nubes
nos muestra la vida y la muerte ante nuestra mirada
y nosotros que no observamos nada.
Así que no te escondas tras la muralla callada,
la impenetrable
y amarga, que lo dice todo
sin decir nada.
Yo te sigo escribiendo
desde este rincón tranquilo,
desde el que contesto tus llamadas
aunque tú... ya no llamas.
FABO