Las nubes se arremolinan
y frente a mi crean figuras conocidas,
no sé si será la claridad de la noche
lo que me lleva a perderme en tu mirada.
Se eleva un árbol de sombra negra
que se mece con ritmo y cadencia,
creo que es solo un grato recuerdo
de aquello que tuve y que no era.
La torre de la iglesia se nota a lo lejos
elevándose rígida por completo,
con su figura de autoridad vieja,
que me hace querer tocarla por sentirla desolada.
El pueblo permanece quieto
con sus pocas luces encendidas,
las casitas no advierten tu olvido
pero si recuerdan tu lejanía.
El bosque se nota verde y
la vida brota por donde quiera que miro,
pero por donde quiera que miro,
también te encuentro llena de vida.
Las montañas azules se alzan a lo lejos
imponentes, suaves y quietas
parecen eternamente dormidas
o tal ves son un infinito guardián de tu silencio.
Arriba a mi derecha está esa luna imponente
brillando sin agotarse ni inmutarse,
ella brilla por si sola y porque quiere,
como tú, que lo haces aún sin tenerme.
Pequeñas estrellas salen a su paso,
juegan, bailan y se entrelazan,
las nubes las envuelven por completo
y su calidez se siente con nostalgia.
Se crean formas sin ser formas,
se crea un mundo ante mis ojos,
todo es hermoso desde mi perspectiva,
y tú, que no estás aquí para admirarlo.
FABO