Buen día, espero que se encuentre de lo mejor y que sus días estén pasando con la levedad más sincera que el mundo le puede ofrecer en estos días de primavera; seguro estoy que se encuentra tan radiante como siempre, pues usted, y perdone mi atrevimiento, es hermosa a todas horas, no le digo bonita o bella porque esos son adjetivos que no le van, bonita es una flor recién cortada, bella es una mujer en un lindo vestido; en cambio usted trasciende todo aquello para llegar a lo puramente hermoso, es decir como la mañana que despunta o el atardecer ocultando el sol entre los verdes cerros, simplemente hermosa... Bueno, no era mi intención desviarme del tema, tan sólo quiero reiterarle que pienso en usted, aunque debo de reconocer tristemente que ya no es el primer pensamiento que tengo al despertar, sin embargo durante el día, la huella de su recuerdo impregna el ambiente con ese sutil aroma inconfundible que me lleva a sentirme a su lado como hace tiempo. Sin embargo, las horas pasan y su perfume tan volátil se esfuma casi al instante, entonces regreso a mí y sigo con mi vida, las noches ya no son tan obscuras sin usted aunque no le niego que en algunas ocasiones llega su mirada a mi memoria y siento ese vació de no tenerla. A veces la sentía tan mía que me atrevía a decirle "te quiero", pero hoy créame no me tomaría tal libertad, pues siento que ahora es más ajena a mi incluso que cuando aún no la conocía, su distancia no se mide en kilómetros sino en suspiros, y sé que estamos a una distancia considerable uno del otro. He intentado encontrarla y no lo he conseguido, he querido seguir sus pasos, sus ideas, sus pensamientos, sus lamentos, sus aventuras, sus alegrías y sus infortunios, compartirlos como si fueran míos porque para mí estar juntos es compartir lo bueno y lo malo, sobre todo lo malo para que su carga repartida sea más fácil de llevar; sin embargo sólo lo he conseguido imaginándola, es decir, me he contado su historia tantas veces que aunque sé perfectamente que sólo es una novela, usted es el mejor personaje que he conocido; por ello no sé si realmente es de usted de quien me he enamorado o si sólo me he enamorado de lo que pienso de usted; no me gusta imaginarla como un espejismo, pero al parecer así lo es. La he esperado tanto tiempo, le he escrito cartas vibrantes y poemas sinceros; no sé si buenos o malos; y la verdad no es lo que me importa, pero sí son desde un alma atormentada por su llegada, tan esperada como inesperada, pero creo que usted no llega y yo no sé bien a bien a quién espero, sé que tiene su rostro y su mirada, su figura y su aroma; pero no sé si es realmente usted; de ser sincero eso me atemoriza porque no quisiera ver que aquella mujer tan familiar para mi, es completamente ajena a mi realidad. Tengo miedo de salir a buscarla y encontrarla, ya no sé si quiero hablarle de todo esto en su oído o si prefiero escribirlo en un rincón donde me encuentro oculto a su mirada pero expuesto a su corazón; yo la quiero y la querré siempre, eso es indudable, lo que me atormenta es la duda del porqué de su lejanía teniéndonos tan cerca, pero la verdad a veces pienso "ya qué más da". Quisiera algún día volver a llamarla por su nombre y encontrarnos como dos amantes que se aman y no sólo se agradan, porque si sólo me agradara entonces sería usted una perfecta desconocida, y no quisiera tener la amargura de tenerla conmigo a distancia. Me despido de usted deseándole que este siempre bien y recordándole que aún la recuerdo... ¿ y usted se recuerda?.
FABO