Me asomo por el balcón
mientras la mañana se revela
con su suave velo de novia
que forma el vapor del agua caliente
que emana la esencia de flores del té
que entibia mis manos.
No sé si he despertado por completo,
así que pruebo diciendo "buenos días mi amor",
el silencio me responde,
así que confirmo que he dejado los sueños detrás
y me enfrento a la vida de siempre.
Un bocado de pan tostado y mermelada,
de fresa,
porque sabes que es mi favorita,
y por un instante pruebo tus labios de nuevo,
cierro los ojos y me pierdo en el festín de sabores
que encontraba en cada movimiento de tu boca.
La ducha tibia me reconforta,
como si fueran tus manos las que me recorren,
siento el agua y tus dedos entre mi cabello,
tu respirar agitado, uniéndose al mío
sin tomar en cuenta la hora.
Me pongo el traje negro, la camisa blanca y la corbata roja,
me miro al espejo y de reojo noto tu ausencia sobre la cama,
no estás ahí para decirme que me acomode bien el nudo,
y yo que lo hago a propósito para escuchártelo decir,
siempre te oyes tan linda cuando notas mis detalles.
Un poco de loción
y lo mejor que puedo hacer con mi cabello,
porque nunca se sabe si algún día Dios está de buenas
y me escucha,
entonces serías el milagro que me encuentro por la calle.
Salgo con la sonrisa puesta,
la que me provocas con sólo recordarte,
la excusa es que salgo a ganarme la vida,
la realidad es que salgo a buscarte para vivirla.
FABO