Hoy encontré tus palabras esparcidas
por esa primera hoja en blanco
de mi libro lleno
de tu recuerdo.
Las leí y releí
como si fueran bocanadas de aire fresco
después de salir de lo profundo del mar abierto,
como si fuera el primer alimento
que ha probado el pobre hambriento.
Me fundí en aquellas líneas,
en aquel trazo a tinta negra,
pasé mis dedos lentamente
tratando de absorber una caricia
de aquellos dedos que se deslizaron previamente.
Leí la portada de nuevo
y clarito pude escuchar tu voz
leyéndola también,
susurrando para ti y para mí.
Lo sostuve entre mis manos,
como seguramente tú lo hiciste
y pude sentir tu calor que me transmitían
las páginas enamoradas de ti.
Al abrirlo sentí el aroma a libro nuevo
y lo respire profundamente,
es la mezcla de tu esencia y de las letras
como cuando te escribo y te fundes en ellas.
A veces pienso que eres más mía que tuya,
porque te tengo encerrada en éste libro,
te llevo a todas partes conmigo
y cuando quiero vuelves a enamorarme.
No hay duda que no hay mejor regalo que un libro,
porque dicen que es el mejor amigo,
pero en mi caso
es mi mejor recuerdo de que alguna vez nos amamos,
y eso no es sólo una amistad, para mí, eso es un milagro.
FABO