El mar se encuentra en calma
y el viento sopla a su favor,
la barca extiende sus velas
buscando su destino incierto.
Pronto las nubes se arremolinan,
la falsa calma desaparece,
el viento sopla embravecido
agitando al mar contra las rocas.
Las olas crecen como crece el desasosiego,
la barca surca por su fatal ventura
sintiéndose amada en los brazos de su muerte,
sin embrago resiste como sabe, resiste con entereza.
La calma llega y las nubes se disipan
las estrellas iluminan reflejadas en el espejo vivo
de un vaivén de las olas caprichosas,
la barca se aferra a su destino y no se inmuta ante nada.
Llega el sol con sus rayos que abrazan
y la soledad se siente aún más desolada,
la humedad salina lo llena todo
y todo se vacía desde lo profundo del alma.
Ya la barca llega al puerto
donde no ve ni banderas ni nada
ha llegado a un campo abierto
y por fin conoce a su destino incierto.
FABO