Me gusta quererla, porque es usted
un manjar que devoro lentamente
con cada uno de mis sentidos
hasta la última chispa que brota de su ser.
Me gusta quererla porque sus ojos miel
son dulces y suaves, llenando de ternura
todo aquello que tocan al mirar
y a veces me miran a mi.
Me gusta quererla por su piel de almendra,
porque ese tono pálido resalta con el cereza de sus labios,
porque en las noches la luna sale pálida y tímida
para admirarla a usted y no al revés.
Me gusta quererla porque usted me quiere,
porque me recuerda siempre, sin importar la hora,
el día, el mes, el mundo, el todo y la nada,
usted me habla.
Me gusta quererla porque sabe dejarse querer,
no pone excusas ni pretextos,
se sabe querida
y con eso le basta.
Me gusta quererla porque le robo un beso,
y usted me roba mil,
somos dos ladrones de cariño
y sólo nos interesa asaltarnos mutuamente.
Me gusta quererla, porque con usted
yo soy yo todo el tiempo,
porque se ha vuelto causa y motivo,
porque vivir se puede llamar así,
porque me gusta quererla.
FABO