aunque todo el tiempo lo hago,
te reinventas a cada paso que das
y tú caminas a kilómetros.
Te desdoblas y apareces de nuevo,
y te encuentro esta vez de nariz fina,
y otra de labios gruesos,
con manos suaves,
con piernas largas.
Hoy tu falda corta
asoma tu sensualidad innata
y tu blusa ajustada
se ajusta a mi mirada quisquillosa.
Hoy el abrigo y la bufanda
se posan sobre ti como dos guardias
que custodian el tesoro de tu cintura,
que no cualquiera puede poseer.
Mañana serás otra y otra,
y yo amándote en todas formas y maneras,
queriéndote porque cambias y cambias,
aunque no cambies en esencia.
FABO