sábado, 9 de noviembre de 2013

Carta desde Londres...

La tenue lluvia cae sobre mi rostro y me hace sentir el frío de la ciudad con su viento helado que juega con mi bufanda, hoy el día está particularmente nublado, camino en dirección a Soho en busca de un café y un lugar donde escribirte; al llegar me doy cuenta que tu recuerdo me reconforta más que el humeante café, siempre me sucede lo mismo, eres el rincón al cual me aferro cuando el frío amenaza con llevarme con él, eres el ancla que me detiene en tierra y me ayuda a no ser arrastrado por la corriente del Tamesis, comienzo a sentirte junto a mí con ese dulce aroma que desprende tu perfume, me haces falta, esa es una realidad, a veces siento un resfrío pero creo que sólo es mi cuerpo que no se acostumbra a estar sin ti por completo; yo trato de seguir mi camino a través de las calles húmedas pero a veces siento que mis pasos son inútiles cuando no me llevan hacia ti. Me gustaría preguntar si tú me extrañas, pero me da miedo tu respuesta, puede que para ti la distancia sea un muro infranqueable y dejes de escuchar mi buenas noches antes de dormir, quiero que sepas que no hay día ni noche que no piense en ti, las luces nocturnas de los Pubs escandalosos sólo me llevan a pensar en las sonrisas sonoras que soltamos al salir de juerga, y vaya que disfrutamos.  Los museos son fantásticos, albergan una gran cantidad de obras hermosas y dignas de recordar, me llevan a pensar en la finura del trazo de tu cuerpo y la esencia del arte verdadero encerrado en tus labios. Pues es así que te digo que Londres es magnífica, de verdad lo es, pero no hay nada que haya visto que pueda merecer compararse con tu mirada.
                                                                                                                          FABO

1 comentario:

Laizita dijo...

Casi pude imaginar estar en tus zapatos y ver con tus ojos!