Hoy al levantarme sentí tu ausencia,
noté que mi mano sólo tomaba un almohada
y que mi cara sentía el frío de la mañana
en lugar del calor de tu aliento.
Entonces, en lugar de sentirme desolado,
decidí entregarme a tu recuerdo
ese que tanto bien me hace,
sobre todo a principio de semana.
Recordé tu sonrisa de los lunes,
la que te queda tan bien desde temprano,
la que te hace ser y verte bella
sólo con mostrarla relajada.
Me gusta tu aprensión hacía las sábanas,
tu juego al resistirte a levantarte,
ese rostro limpio sin maquillaje ni prejuicios,
tus ojos a medio despertar tan confundidos.
Te levantas como niña pequeña enojada,
y yo creo que no hay nada mejor en el mundo
que verte por las mañanas malhumorada,
y aún con todo eso,
surge tu sonrisa de los lunes.
Tenemos toda la semana por delante,
tengo toda mi vida por vivirte
tengo mil quehaceres y pendientes
y tengo tu sonrisa de los lunes.
Por eso no me quejo ni me enojo,
la calma me aborda sólo al verte,
todo es perfecto cuando estas conmigo,
cuando puedo ver, tu sonrisa de los lunes.
FABO
lunes, 30 de junio de 2014
De Artemisa y Prometeo...
En mi mente las ideas se mezclan
como vapores emanando de esencias
encerradas en botellas de cristales de colores,
abiertas por el descuido del paso del tiempo.
En ellas se forma tu figura entre la niebla,
se crean caballos y carrozas,
te vislumbras tan altiva y tan certera
con la enérgica mirada de furtiva cazadora.
Te plantas a lo lejos y me observas,
yo inmóvil, me siento acorralado
tras las rocas inexistentes
de un acantilado de realidades.
Levantas el arco y te admiro en tu esplendor completo,
eres luz, fuego y esperanza,
e irremediablemente recuerdo al mundo desolado
que merece vivirte y conocerte.
Me abalanzo hacía ti sin pensar nada,
sólo me motiva el compartir tu existencia
con las almas que no creen en los milagros,
y yo teniéndote tan cerca.
Cruzo entre penas y recuerdos,
entre desengaños y dudas,
atravieso las historias y desventuras,
esperando que el destino no me alcance.
Sé que me atrevo a lo impensable al acercarme,
siento tu candor casi en mis dedos,
por fin logro tocarte y admirarte,
mientras brota la sangre de mi pecho.
Caigo herido por tu certera flecha
y tú me miras con arrepentimiento,
pero recordemos que tú siempre serás mi Artemisa
y yo tratando de ser tu Prometeo.
FABO
como vapores emanando de esencias
encerradas en botellas de cristales de colores,
abiertas por el descuido del paso del tiempo.
En ellas se forma tu figura entre la niebla,
se crean caballos y carrozas,
te vislumbras tan altiva y tan certera
con la enérgica mirada de furtiva cazadora.
Te plantas a lo lejos y me observas,
yo inmóvil, me siento acorralado
tras las rocas inexistentes
de un acantilado de realidades.
Levantas el arco y te admiro en tu esplendor completo,
eres luz, fuego y esperanza,
e irremediablemente recuerdo al mundo desolado
que merece vivirte y conocerte.
Me abalanzo hacía ti sin pensar nada,
sólo me motiva el compartir tu existencia
con las almas que no creen en los milagros,
y yo teniéndote tan cerca.
Cruzo entre penas y recuerdos,
entre desengaños y dudas,
atravieso las historias y desventuras,
esperando que el destino no me alcance.
Sé que me atrevo a lo impensable al acercarme,
siento tu candor casi en mis dedos,
por fin logro tocarte y admirarte,
mientras brota la sangre de mi pecho.
Caigo herido por tu certera flecha
y tú me miras con arrepentimiento,
pero recordemos que tú siempre serás mi Artemisa
y yo tratando de ser tu Prometeo.
FABO
jueves, 26 de junio de 2014
Labios rojos...
La música suena débilmente,
nuestros corazones se escuchan cada vez más fuerte,
tu mirada y la mía se cruzan
y las distancias se acortan.
Tus labios rojos se acercan peligrosamente
y yo me dejo llevar por ese volcán de seducción
perdiéndome en el calor de la lava que expulsas
entre cada respiración.
Poco a poco la temperatura aumenta,
una gota recorre tu frente y desciende lentamente
marcando el camino que mi boca debe seguir,
yo me dejo llevar como un ciego, para perderme en ti.
Tu cuello gira y mis labios le siguen,
de pronto pierdo noción de mis movimiento
quedándome cautivo en los tuyos,
soy sólo un reflejo de tus instintos.
Me pierdo en tus hombros suaves,
en tu huesos delgados, en tu pecho agitado
en tu abdomen plano,
en tu cintura exacta.
Poco a poco los obstáculos desaparecen,
así como el tiempo y el espacio,
sólo tenemos ésta breve eternidad para nosotros
donde buscamos ocupar el mismo espacio
al mismo tiempo.
A media luz te percibo más brillante,
tus manos saben fielmente dónde encontrarme,
mis manos conocen tu cuerpo de memoria,
te recorro toda sin necesidad de un mapa
pues no hay nada como adentrarme en ti.
Por un instante dejamos de ser materia
para volvernos etéreos,
somos las mezcla perfecta
entre milagro y perdición.
La calma llega, y la respiración no la alcanza,
tu cuerpo aún se agita sobre las sábanas de mi piel,
miro tus ojos grandes, miras mis manos temblando,
miras mi expresión exhausta, y sin decir nada,
tus labios rojos se acercan peligrosamente.
FABO
nuestros corazones se escuchan cada vez más fuerte,
tu mirada y la mía se cruzan
y las distancias se acortan.
Tus labios rojos se acercan peligrosamente
y yo me dejo llevar por ese volcán de seducción
perdiéndome en el calor de la lava que expulsas
entre cada respiración.
Poco a poco la temperatura aumenta,
una gota recorre tu frente y desciende lentamente
marcando el camino que mi boca debe seguir,
yo me dejo llevar como un ciego, para perderme en ti.
Tu cuello gira y mis labios le siguen,
de pronto pierdo noción de mis movimiento
quedándome cautivo en los tuyos,
soy sólo un reflejo de tus instintos.
Me pierdo en tus hombros suaves,
en tu huesos delgados, en tu pecho agitado
en tu abdomen plano,
en tu cintura exacta.
Poco a poco los obstáculos desaparecen,
así como el tiempo y el espacio,
sólo tenemos ésta breve eternidad para nosotros
donde buscamos ocupar el mismo espacio
al mismo tiempo.
A media luz te percibo más brillante,
tus manos saben fielmente dónde encontrarme,
mis manos conocen tu cuerpo de memoria,
te recorro toda sin necesidad de un mapa
pues no hay nada como adentrarme en ti.
Por un instante dejamos de ser materia
para volvernos etéreos,
somos las mezcla perfecta
entre milagro y perdición.
La calma llega, y la respiración no la alcanza,
tu cuerpo aún se agita sobre las sábanas de mi piel,
miro tus ojos grandes, miras mis manos temblando,
miras mi expresión exhausta, y sin decir nada,
tus labios rojos se acercan peligrosamente.
FABO
miércoles, 25 de junio de 2014
Confieso...
Me he dado cuenta que la confesión
es un acto donde te encuentras
contra la espada y la pared,
y no hay más remedio que decirlo.
Ante el sacerdote, llegan los fieles
"acúsome padre que he pecado",
diciendo así todo lo que les quita la calma
y el sosiego.
Con la Ley, llegan aquellos delincuentes
confesando sus delitos, sus faltas
sus mentiras
su agravios.
Pues bien, yo hoy también quiero confesar,
y no es que sea devoto o delincuente
sin embargo debe decirlo abiertamente
para que el mundo y tú me juzguen.
Confieso que te quiero,
que no pasa un instante que no aparezcas en mi mente,
que la vida no sabe igual
sin el sabor de tus labios y el perfume de tu piel.
Te confieso ante el velo de la ausencia
que eres motivo de todo cuanto hago y digo
que no hay dolor más grande que tu lejanía
ni medicina más milagrosa que tu existencia.
Te confieso bajo el yugo del martillo de la justicia
que te brindo mis horas enteras, de noche y de día
y que vivo encerrado tras los barrotes de tu recuerdo
que me tiene tan libre para cometer locuras como amarte.
Confieso que creo en Dios, porque eres su mejor milagro,
que eres todo lo que no había querido,
que eres todo lo que había deseado,
sin saberlo y sin notarlo.
Quiero confesar que decir tu nombre
es mi oración de la noche y las mañanas,
es el mantra que me repito para obtener fuerza,
el sonido que limpia mi aura.
Te confieso que aún no decido
si eres bendición o castigo,
si contigo tendré mi paraíso en vida
o si por fin el destino me cobrara mis deudas mal habidas.
Sin embargo, te he de confesar,
que nada puede importarme ya,
que en las noches de tus ojos
me perdería sin importarme el rumbo
porque estaría inmerso en ti.
Finalmente, te confieso,
que yo he de vivir lo que la vida quiera,
mientras tú me quieras,
mientras yo te viva.
FABO
es un acto donde te encuentras
contra la espada y la pared,
y no hay más remedio que decirlo.
Ante el sacerdote, llegan los fieles
"acúsome padre que he pecado",
diciendo así todo lo que les quita la calma
y el sosiego.
Con la Ley, llegan aquellos delincuentes
confesando sus delitos, sus faltas
sus mentiras
su agravios.
Pues bien, yo hoy también quiero confesar,
y no es que sea devoto o delincuente
sin embargo debe decirlo abiertamente
para que el mundo y tú me juzguen.
Confieso que te quiero,
que no pasa un instante que no aparezcas en mi mente,
que la vida no sabe igual
sin el sabor de tus labios y el perfume de tu piel.
Te confieso ante el velo de la ausencia
que eres motivo de todo cuanto hago y digo
que no hay dolor más grande que tu lejanía
ni medicina más milagrosa que tu existencia.
Te confieso bajo el yugo del martillo de la justicia
que te brindo mis horas enteras, de noche y de día
y que vivo encerrado tras los barrotes de tu recuerdo
que me tiene tan libre para cometer locuras como amarte.
Confieso que creo en Dios, porque eres su mejor milagro,
que eres todo lo que no había querido,
que eres todo lo que había deseado,
sin saberlo y sin notarlo.
Quiero confesar que decir tu nombre
es mi oración de la noche y las mañanas,
es el mantra que me repito para obtener fuerza,
el sonido que limpia mi aura.
Te confieso que aún no decido
si eres bendición o castigo,
si contigo tendré mi paraíso en vida
o si por fin el destino me cobrara mis deudas mal habidas.
Sin embargo, te he de confesar,
que nada puede importarme ya,
que en las noches de tus ojos
me perdería sin importarme el rumbo
porque estaría inmerso en ti.
Finalmente, te confieso,
que yo he de vivir lo que la vida quiera,
mientras tú me quieras,
mientras yo te viva.
FABO
miércoles, 18 de junio de 2014
Somos ajenos...
Somos ajenos,
no nos pertenecemos
ni nos debemos nada
somos de caminos diferentes.
No te conozco
ni me conoces
tal vez nos resultemos familiares
pero no más.
A veces he escuchado tú nombre
pero tiene otro rostro
y seguramente
tú ni siquiera has escuchado el mio.
Recorremos el mundo
por lugares distintos
sin importarnos
porque somos ajenos.
No importa que no sepas de mí,
me queda claro,
y si yo llego a saber de ti
será por una mera casualidad.
Hoy olvide que iba a buscarte
a mitad de mi camino,
ya no supe llegar a tu destino
porque nunca me dijiste en dónde era.
Ya no me preocupa el no verte
o el no tenerte
o el que no importe
porque hoy
somos ajenos.
FABO
no nos pertenecemos
ni nos debemos nada
somos de caminos diferentes.
No te conozco
ni me conoces
tal vez nos resultemos familiares
pero no más.
A veces he escuchado tú nombre
pero tiene otro rostro
y seguramente
tú ni siquiera has escuchado el mio.
Recorremos el mundo
por lugares distintos
sin importarnos
porque somos ajenos.
No importa que no sepas de mí,
me queda claro,
y si yo llego a saber de ti
será por una mera casualidad.
Hoy olvide que iba a buscarte
a mitad de mi camino,
ya no supe llegar a tu destino
porque nunca me dijiste en dónde era.
Ya no me preocupa el no verte
o el no tenerte
o el que no importe
porque hoy
somos ajenos.
FABO
Ella me dice que me quiere...
Escucho su voz lejana,
pero linda, tanto como ella,
sólo llamó para decirme que me quiere
y mi mundo cambia.
Es un segundo el que se toma
y es una vida la que me llena,
porque piensa en mi como yo en ella
y mi sonrisa brota espontánea.
Es tan fácil quererla,
que se ha vuelto parte de mi
como respirar o dormir,
es tan sutil y tan necesaria para mi vida.
Me sonríe y pregunta "¿cuándo te veo?",
le contesto que cuando quiera
si verla para mi es tan necesario
que no perdería oportunidad para hacerlo.
Encontrarla fue casualidad,
pero la encontré, o mejor dicho nos encontramos,
no veo ningún motivo para no seguirlo haciendo
si la vida lo quiso así desde un principio.
A veces la lejanía nos impide encontrarnos,
pero hablo con ella sintiéndome afortunado,
y como si aún eso fuera poca suerte,
ella me dice que me quiere.
FABO
pero linda, tanto como ella,
sólo llamó para decirme que me quiere
y mi mundo cambia.
Es un segundo el que se toma
y es una vida la que me llena,
porque piensa en mi como yo en ella
y mi sonrisa brota espontánea.
Es tan fácil quererla,
que se ha vuelto parte de mi
como respirar o dormir,
es tan sutil y tan necesaria para mi vida.
Me sonríe y pregunta "¿cuándo te veo?",
le contesto que cuando quiera
si verla para mi es tan necesario
que no perdería oportunidad para hacerlo.
Encontrarla fue casualidad,
pero la encontré, o mejor dicho nos encontramos,
no veo ningún motivo para no seguirlo haciendo
si la vida lo quiso así desde un principio.
A veces la lejanía nos impide encontrarnos,
pero hablo con ella sintiéndome afortunado,
y como si aún eso fuera poca suerte,
ella me dice que me quiere.
FABO
Yo me voy...
La calle se nota desierta
a pesar de ver mil personas pasar,
mi camino va de frente
y yo voy de frente al camino.
Llevo mi maleta llena de nada,
pues te lo he dejado todo,
¿para qué cargar con recuerdos?
mejor te los dejo para que los remates como quieras.
Miro el reloj, voy con tiempo,
miro el boleto, y sólo pienso en ti,
me hubiera gustado decirte tanto,
sin embargo, tú no ibas con tiempo.
Me acerco a ese nido gigante
lleno de aves de acero,
y me siento a esperar
con la esperanza de que llegues,
pero no lo haces.
No sé si dejarte una despedida,
o tal vez ni siquiera notes mi ausencia,
después de todo jamás notas mi presencia,
por qué habría de ser diferente.
Una voz anuncia mi partida,
me levanto tomando lo poco que me queda,
avanzo al túnel y antes de entrar volteo hacia atrás,
no estas ahí,
pero ya no me sorprende.
FABO
Suscribirse a:
Entradas (Atom)