Ya retumba el eco de mis pasos
por la sala vacía de tu recuerdo
donde ya no queda nada,
ni siquiera yo mismo.
Ya las paredes blancas
se muestran desnudas de retratos
donde las obras maestras de tu mirada
sólo dejaron las huellas de los marcos.
Ya el piano se ha ido,
del violín sólo el estuche queda,
la tinta y el papel siguen en su lugar
porque esos siempre fueron míos.
Ya sale por la puerta
cargado entre dos fuertes razones
el último y más pesado de tus recuerdos,
ese que me costó tanto trabajo despedir.
Ahora sí todo queda vacío
y coloco el letrero de "Vacante"
por si alguien en algún lado
considera mudarse para siempre.
FABO
jueves, 15 de mayo de 2014
miércoles, 14 de mayo de 2014
Tu libro...
Hoy encontré tus palabras esparcidas
por esa primera hoja en blanco
de mi libro lleno
de tu recuerdo.
Las leí y releí
como si fueran bocanadas de aire fresco
después de salir de lo profundo del mar abierto,
como si fuera el primer alimento
que ha probado el pobre hambriento.
Me fundí en aquellas líneas,
en aquel trazo a tinta negra,
pasé mis dedos lentamente
tratando de absorber una caricia
de aquellos dedos que se deslizaron previamente.
Leí la portada de nuevo
y clarito pude escuchar tu voz
leyéndola también,
susurrando para ti y para mí.
Lo sostuve entre mis manos,
como seguramente tú lo hiciste
y pude sentir tu calor que me transmitían
las páginas enamoradas de ti.
Al abrirlo sentí el aroma a libro nuevo
y lo respire profundamente,
es la mezcla de tu esencia y de las letras
como cuando te escribo y te fundes en ellas.
A veces pienso que eres más mía que tuya,
porque te tengo encerrada en éste libro,
te llevo a todas partes conmigo
y cuando quiero vuelves a enamorarme.
No hay duda que no hay mejor regalo que un libro,
porque dicen que es el mejor amigo,
pero en mi caso
es mi mejor recuerdo de que alguna vez nos amamos,
y eso no es sólo una amistad, para mí, eso es un milagro.
FABO
por esa primera hoja en blanco
de mi libro lleno
de tu recuerdo.
Las leí y releí
como si fueran bocanadas de aire fresco
después de salir de lo profundo del mar abierto,
como si fuera el primer alimento
que ha probado el pobre hambriento.
Me fundí en aquellas líneas,
en aquel trazo a tinta negra,
pasé mis dedos lentamente
tratando de absorber una caricia
de aquellos dedos que se deslizaron previamente.
Leí la portada de nuevo
y clarito pude escuchar tu voz
leyéndola también,
susurrando para ti y para mí.
Lo sostuve entre mis manos,
como seguramente tú lo hiciste
y pude sentir tu calor que me transmitían
las páginas enamoradas de ti.
Al abrirlo sentí el aroma a libro nuevo
y lo respire profundamente,
es la mezcla de tu esencia y de las letras
como cuando te escribo y te fundes en ellas.
A veces pienso que eres más mía que tuya,
porque te tengo encerrada en éste libro,
te llevo a todas partes conmigo
y cuando quiero vuelves a enamorarme.
No hay duda que no hay mejor regalo que un libro,
porque dicen que es el mejor amigo,
pero en mi caso
es mi mejor recuerdo de que alguna vez nos amamos,
y eso no es sólo una amistad, para mí, eso es un milagro.
FABO
martes, 13 de mayo de 2014
¿Cuánto debo quererte?...
¿Cuánto debo quererte?,
te lo pregunto a ti
que eres la que mejor sabe
de tiempos verdaderos.
Yo he dejado de medir mi vida en días,
semanas o años,
ahora la mido en recuerdos
nostalgias y ausencias.
¿Cuánto debo quererte?,
si para mi quererte un segundo o un siglo
me da lo mismo,
porque por ese lapso de tiempo
me siento aterradoramente vivo.
¿Si te quiero una hora te basta?
o tal vez un año o un lustro, o lo que me quede de vida
si así se le puede llamar
a quererte a la lejanía.
Tal vez si no te quisiera las veinticuatro horas del día...
o si el día fuera de veintiocho o treinta,
o si a fin de cuentas el día no terminara,
tal vez así me alcanzaría para dejar de quererte un instante.
¿Y si te quiero sólo un suspiro?,
¿y si me entrego a tu memoria por completo
en ese lapso de tiempo donde te respiro
y me llenas por dentro?
Entonces te pregunto
¿cuánto debo quererte?,
que a mi las dudas me sobran
mientras ando escaso de respuestas.
Busco tu mirada, tu aroma,
tus manos,
tus labios,
sólo para encontrarme a mi mismo
inmerso en ti por completo.
No me des tu indiferencia,
no voltees tu rostro lindo
cuando te pregunto
¿Cuánto debo quererte?.
Tal vez es imposible medirlo
ni en tiempo, ni en metros, ni en kilos,
eres atemporal e imperecedera,
eres ideas y sueños,
fórmulas y recetas.
Me despido para saludarte de nuevo en un segundo
y sigo a la espera de tu respuesta
porque si tú me preguntaras "¿Cuánto debo quererte?"
yo sólo te diría, " para mi está bien lo que me quieras".
FABO
te lo pregunto a ti
que eres la que mejor sabe
de tiempos verdaderos.
Yo he dejado de medir mi vida en días,
semanas o años,
ahora la mido en recuerdos
nostalgias y ausencias.
¿Cuánto debo quererte?,
si para mi quererte un segundo o un siglo
me da lo mismo,
porque por ese lapso de tiempo
me siento aterradoramente vivo.
¿Si te quiero una hora te basta?
o tal vez un año o un lustro, o lo que me quede de vida
si así se le puede llamar
a quererte a la lejanía.
Tal vez si no te quisiera las veinticuatro horas del día...
o si el día fuera de veintiocho o treinta,
o si a fin de cuentas el día no terminara,
tal vez así me alcanzaría para dejar de quererte un instante.
¿Y si te quiero sólo un suspiro?,
¿y si me entrego a tu memoria por completo
en ese lapso de tiempo donde te respiro
y me llenas por dentro?
Entonces te pregunto
¿cuánto debo quererte?,
que a mi las dudas me sobran
mientras ando escaso de respuestas.
Busco tu mirada, tu aroma,
tus manos,
tus labios,
sólo para encontrarme a mi mismo
inmerso en ti por completo.
No me des tu indiferencia,
no voltees tu rostro lindo
cuando te pregunto
¿Cuánto debo quererte?.
Tal vez es imposible medirlo
ni en tiempo, ni en metros, ni en kilos,
eres atemporal e imperecedera,
eres ideas y sueños,
fórmulas y recetas.
Me despido para saludarte de nuevo en un segundo
y sigo a la espera de tu respuesta
porque si tú me preguntaras "¿Cuánto debo quererte?"
yo sólo te diría, " para mi está bien lo que me quieras".
FABO
sábado, 10 de mayo de 2014
22:45...
Miro el reloj y marca 22:45
y no sé de dónde ni por qué,
tu recuerdo llega y rodea todo cuanto toca
transformando mi mundo en tuyo.
Recordé tu sonrisa de perlas blancas,
tu mirada traviesa y seductora,
tu cabello de seda,
tu hermosa piel canela.
Recordé tu aroma de rocío de verano,
tus manos suaves como noches serenas,
tu voz inconfundible entre los ruidos de mi vida
y tu cuerpo tan bello de sirena.
Recordé el día en que nuestras miradas se cruzaron
el día en que compartimos nuestros sueños y desdichas,
el día en que la pintura de tus labios dejó dibujado un beso en los míos,
el día en que no te dije "adiós" sino "hasta luego".
Recordé la tarde cálida con el vino en nuestras manos,
el humo de manzana de aquel extraño cigarro,
recordé tu fulgor bajo la luna llena
y tu abrazo tan sincero para que no me fuera.
Recordé tu llegada a mi mundo
con todo lo que implicaba,
recuerdo haber sonreído todo el día
sólo por sentirte más cerca.
Recordé la mañana donde te veías tan linda
y compartimos la sal y la pimienta,
recordé que las horas eran eternas
por la espera de llegar a tu compañía.
Recordé tu ausencia sin aviso
la cual cada vez fue más marcada,
tu silencio se volvió el común de cada día
hasta ser algo que ya me lo esperaba.
Recordé la sorpresa de aquella noche
donde todo cobró sentido en un instante
donde la vida me hablo de frente y tajante
y no me quedó más que hablar del mismo modo.
Recordé que te recuerdo todo el tiempo
y que no hay hora del día en que no aparezcas,
tal vez ya no como un grato recuerdo
sino como la cruda realidad de tu ausencia.
"Te quiero y no sé por qué"
pensé mientras bajaba la mirada,
sentí pasar la eternidad frente a mis ojos,
miro el reloj y marca... 22:45.
FABO
y no sé de dónde ni por qué,
tu recuerdo llega y rodea todo cuanto toca
transformando mi mundo en tuyo.
Recordé tu sonrisa de perlas blancas,
tu mirada traviesa y seductora,
tu cabello de seda,
tu hermosa piel canela.
Recordé tu aroma de rocío de verano,
tus manos suaves como noches serenas,
tu voz inconfundible entre los ruidos de mi vida
y tu cuerpo tan bello de sirena.
Recordé el día en que nuestras miradas se cruzaron
el día en que compartimos nuestros sueños y desdichas,
el día en que la pintura de tus labios dejó dibujado un beso en los míos,
el día en que no te dije "adiós" sino "hasta luego".
Recordé la tarde cálida con el vino en nuestras manos,
el humo de manzana de aquel extraño cigarro,
recordé tu fulgor bajo la luna llena
y tu abrazo tan sincero para que no me fuera.
Recordé tu llegada a mi mundo
con todo lo que implicaba,
recuerdo haber sonreído todo el día
sólo por sentirte más cerca.
Recordé la mañana donde te veías tan linda
y compartimos la sal y la pimienta,
recordé que las horas eran eternas
por la espera de llegar a tu compañía.
Recordé tu ausencia sin aviso
la cual cada vez fue más marcada,
tu silencio se volvió el común de cada día
hasta ser algo que ya me lo esperaba.
Recordé la sorpresa de aquella noche
donde todo cobró sentido en un instante
donde la vida me hablo de frente y tajante
y no me quedó más que hablar del mismo modo.
Recordé que te recuerdo todo el tiempo
y que no hay hora del día en que no aparezcas,
tal vez ya no como un grato recuerdo
sino como la cruda realidad de tu ausencia.
"Te quiero y no sé por qué"
pensé mientras bajaba la mirada,
sentí pasar la eternidad frente a mis ojos,
miro el reloj y marca... 22:45.
FABO
viernes, 9 de mayo de 2014
El cazador y la presa...
Sus ojos se posaron sobre la presa,
se notaba tranquila y relajada,
"presa fácil" pensó con malicia,
mientras el mundo le pasaba de largo
como largo era el camino hacia ella.
Se acerco un paso entre la hierba
y el suave crujir de la hojarasca
delato su presencia
furtiva y oculta.
El cazador se quedó inmóvil
como estatua hecha de madera
una gota de sudor resbalaba por su cuello
y su corazón latía a rienda suelta.
La presa se acercó lentamente
a paso firme pero cauto,
buscaba a quien sentía oculto
entre los árboles y la tierra.
Giró su cabeza levemente
y sus miradas justamente se cruzaron
se quedaron observando largamente,
sintió el cazador que era cazado.
La presa se acercó hasta sentir su tibio aroma,
el cazador soltó el arma cayendo de rodillas,
era algo que nunca se hubiera imaginado,
el cazador había sido cazado por su presa.
FABO
se notaba tranquila y relajada,
"presa fácil" pensó con malicia,
mientras el mundo le pasaba de largo
como largo era el camino hacia ella.
Se acerco un paso entre la hierba
y el suave crujir de la hojarasca
delato su presencia
furtiva y oculta.
El cazador se quedó inmóvil
como estatua hecha de madera
una gota de sudor resbalaba por su cuello
y su corazón latía a rienda suelta.
La presa se acercó lentamente
a paso firme pero cauto,
buscaba a quien sentía oculto
entre los árboles y la tierra.
Giró su cabeza levemente
y sus miradas justamente se cruzaron
se quedaron observando largamente,
sintió el cazador que era cazado.
La presa se acercó hasta sentir su tibio aroma,
el cazador soltó el arma cayendo de rodillas,
era algo que nunca se hubiera imaginado,
el cazador había sido cazado por su presa.
FABO
martes, 6 de mayo de 2014
La Barca...
El mar se encuentra en calma
y el viento sopla a su favor,
la barca extiende sus velas
buscando su destino incierto.
Pronto las nubes se arremolinan,
la falsa calma desaparece,
el viento sopla embravecido
agitando al mar contra las rocas.
Las olas crecen como crece el desasosiego,
la barca surca por su fatal ventura
sintiéndose amada en los brazos de su muerte,
sin embrago resiste como sabe, resiste con entereza.
La calma llega y las nubes se disipan
las estrellas iluminan reflejadas en el espejo vivo
de un vaivén de las olas caprichosas,
la barca se aferra a su destino y no se inmuta ante nada.
Llega el sol con sus rayos que abrazan
y la soledad se siente aún más desolada,
la humedad salina lo llena todo
y todo se vacía desde lo profundo del alma.
Ya la barca llega al puerto
donde no ve ni banderas ni nada
ha llegado a un campo abierto
y por fin conoce a su destino incierto.
FABO
y el viento sopla a su favor,
la barca extiende sus velas
buscando su destino incierto.
Pronto las nubes se arremolinan,
la falsa calma desaparece,
el viento sopla embravecido
agitando al mar contra las rocas.
Las olas crecen como crece el desasosiego,
la barca surca por su fatal ventura
sintiéndose amada en los brazos de su muerte,
sin embrago resiste como sabe, resiste con entereza.
La calma llega y las nubes se disipan
las estrellas iluminan reflejadas en el espejo vivo
de un vaivén de las olas caprichosas,
la barca se aferra a su destino y no se inmuta ante nada.
Llega el sol con sus rayos que abrazan
y la soledad se siente aún más desolada,
la humedad salina lo llena todo
y todo se vacía desde lo profundo del alma.
Ya la barca llega al puerto
donde no ve ni banderas ni nada
ha llegado a un campo abierto
y por fin conoce a su destino incierto.
FABO
lunes, 5 de mayo de 2014
Ya no sé...
Ya no sé ni que pensar,
a veces me canso de buscarte en cualquier parte
o será que te quiero tanto
que pienso que estás en cualquier parte.
Te he buscado en muchas miradas
en varias bocas
en algunas cinturas
y en ningún lado te encuentro.
Yo quisiera darte todo lo que tengo
pero me he dado cuenta que sin ti
no tengo nada
más que mi pobre soledad.
No te miento,
a veces pierdo la esperanza de encontrarte,
hay días en los que me decido a ya no escribirte
y a dejar de pensar en que llegaras a manos llenas.
Pero la insistencia de pensarte existente
me obliga a no darme por vencido
e imaginar que pronto llegará el día
en que nos reconozcamos mutuamente
como el complemento que somos.
Te he buscado en muchas partes
y en algunas ocasiones he pensado que te encuentro
sin embargo la vida me detienen en seco
y noto que no eras tú sino alguien que se te parecía.
Ya las noches comienzan a perder el sentido
y los días se funden entre ellos como un día de mil horas,
ya comienzo a pensar que sólo yo te busco y tú te quedas esperando,
ya no sé como eres y ya no sé que es lo que quieres,
simplemente, ya no sé...
FABO
a veces me canso de buscarte en cualquier parte
o será que te quiero tanto
que pienso que estás en cualquier parte.
Te he buscado en muchas miradas
en varias bocas
en algunas cinturas
y en ningún lado te encuentro.
Yo quisiera darte todo lo que tengo
pero me he dado cuenta que sin ti
no tengo nada
más que mi pobre soledad.
No te miento,
a veces pierdo la esperanza de encontrarte,
hay días en los que me decido a ya no escribirte
y a dejar de pensar en que llegaras a manos llenas.
Pero la insistencia de pensarte existente
me obliga a no darme por vencido
e imaginar que pronto llegará el día
en que nos reconozcamos mutuamente
como el complemento que somos.
Te he buscado en muchas partes
y en algunas ocasiones he pensado que te encuentro
sin embargo la vida me detienen en seco
y noto que no eras tú sino alguien que se te parecía.
Ya las noches comienzan a perder el sentido
y los días se funden entre ellos como un día de mil horas,
ya comienzo a pensar que sólo yo te busco y tú te quedas esperando,
ya no sé como eres y ya no sé que es lo que quieres,
simplemente, ya no sé...
FABO
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