domingo, 13 de abril de 2014

La bailarina...

Todo permanece en la obscuridad,
sólo una tenue luz blanca se coloca sobre el escenario
iluminando una bella figura de líneas suaves,
es una estatua tallada por las manos de Dios.

      De pronto unas notas familiares comienzan a sonar
      y la estatua cobra vida dentro de ese vestuario negro y rosa,
      sus movimientos sutiles contrastan con la fuerza de su carácter
      y el mundo se reduce a ese momento en que sus pies
      bailan sobre el cielo.

            Se mueve como un ángel y el universo lo nota,
            se estira y parece alcanzar las nubes;
            sus piernas abren un compás imposible
            como imposible es dejar de admirarla.

  El señor Armstrong, con su voz peculiar
  canta "Give your heart and soul to me..."
  y yo por fin lo comprendo
  porque no dejo de sentir lo mismo.

           En cada giro la vida le queda corta,
           hace poesía sin decir una sola palabra,
           sin escribir un sólo verso,
           sólo con el simple hecho de volar por los aires.

    Suenan los últimos compases,
    y siento que el corazón no me alcanza para quererla tanto,
    aun así, Edith Piaf ya lo había dicho:
    "Et des que je l´apercois
     Alors je sens en moi
     Mon coeur qui bat"
     y ahora la bailarina,
     me lo ha explicado por completo.

                                                                                                            FABO

Recordarás...

La tarde vendrá gris y no tan tibia,
sentirás el viento jugar con tu cabello
y frotarás tus manos para despertarlas
porque no tienes con qué frotar tu alma.

     Te mirarás al espejo y verás tus grandes ojos negros,
     pintaras tus labios de ese rojo intenso
     como intenso es todo lo que sientes
     y tomarás rumbo firme sin saber a donde.

           Pasarás por ese café de siempre,
           esta vez sin pedir nada,
           tal vez soltaras un suspiro
          y darás la media vuelta.

    Sentirás esa calma inquieta
    que te hace sonreír a todo
    conteniendo el aliento
    para que las lágrimas no broten como fuente.

            Pensarás en que al día le falta algo,
            ya ni siquiera para estar completo,
            sino para que simplemente sea soportable,
            porque no te sentirás ni tú misma.

   Regresarás a casa,
   la noche llegara casi de puntillas y sigilosa
   tal vez ni la notaras 
   porque tu mente está en otra parte.

          Serás lo que eres a pesar de negarlo
           y te derramarás sobre el colchón
           al que te aferras como barca en tormenta
           para sobrevivir otra noche como éstas.

    Te levantaras de pronto
     y llegará a tu mente esa imagen mía recargado
     en el umbral de la puerta, a punto de besarte,
     lo entenderás todo cuando ya sea muy tarde,
    y entonces...  recordarás.

                                                                                                    FABO

viernes, 11 de abril de 2014

Extranjeros...

Cuando la conocí,
sus ojos me hablaron desde lejos,
yo la vi con toda esa verdad sincera
con la que se hablan los extraños.

       Ambos hablábamos otra lengua
       y nos entendimos perfectamente,
       reímos, cantamos, nos abrazamos
       nos quisimos.

  La noche nos olvidó y nos dejó seguir,
  el amanecer nos encontró
  por más que quisimos ocultarnos
  y nos perdimos por las calles.

          Al despertar, nos miramos,
          esta vez sus ojos me hablaron de cerca,
          su sonrisa asomaba la melancolía
          de saber que era una despedida.

   Nos dijimos te quiero,
   cada uno en su idioma
   pero ambos sentimos ese vacío
   de decirlo para escucharlo por sólo esta vez.

                 A veces pienso en ella
                 y ella piensa en mi a veces,
                 lo sé porque cuando la recuerdo sonrío
                 y eso sólo pasa cuando el recuerdo es correspondido.

   Algún día recibí noticias de ella,
   desde su lejanía y con sencillez
   me mandó sus recuerdos
    y yo... le mande los míos.

                                                                                                                        FABO
 

Despertar...

Hoy me desperté de tu sueño,
me sucedió mientras caminaba,
así de repente, sentí un golpe de realidad
donde me dí cuenta que tú no regresarías.

             Me detuve por un momento
             en lo que mis ojos se acostumbraban
             a la luz de una nueva realidad
             donde no te tengo.

    Te digo que desperté, porque así fue,
    porque estar contigo no era más que un sueño,
    uno lindo, de eso no hay duda
    pero al fin sólo eso, un sueño y nada más.

              Alcé la mirada al cielo
              y note que las nubes se movían lentas
              como grandes montañas de algodón
              sin rumbo pero siempre hacia adelante.

   Cerré los ojos, y pensé en ti
   y sentí tu lejanía como propia,
   tal vez era yo el que realmente
   estaba tomando un vuelo a cualquier parte.

            Bajé la mirada y observé mi camino,
            noté que nada había cambiado,
           sólo yo y mi mundo
           porque mi mundo ya era sólo yo.

   Tal vez cuando nos volvamos a ver,
   todo sea igual siendo totalmente diferente,
   yo habré despertado del sueño de tenerte
   y tú seras el sueño que regresa en un momento de insomnio.

                                                                                                   FABO

jueves, 10 de abril de 2014

Imaginando...

Cuando se despertó, la noche aún llenaba todo a su alrededor, su pequeña luz de noche seguía encendida y la sombra del osito que se proyectaba en la pared le parecía divertida, se sentó a un lado y la sombra de su cabello despeinado le recordó la forma de un campo con un pequeño árbol, imaginó como el oso se acercaba al árbol y se sentaba debajo de él, mientras el viento soplaba haciéndole cosquillas en su cuerpo, pensó que el oso imaginaba a un pez que en lugar de nadar volaba por los aires, el pez se había cansado de seguir la corriente del río y un buen día decidió salir a la superficie aunque fuera doloroso, tardo un tiempo en acostumbrarse pero poco a poco logró volar como un ave, el pez imaginó cómo sería esa ave; un ave de plumaje rojo brillante que surcaba cada parte del mundo a su antojo, volando sobre bosques y selvas, sobre pequeños poblados y grandes ciudades, el ave imaginó en esa ciudad a un joven enamorado, sería algo despistado, pero honestamente enamorado, el cual seguro que moría por estar con esa linda mujer que atravesaba la calle todos los días a la misma hora en la mañana, le gustaba de verdad porque caminaba segura de sí misma y comenzó a imaginarse con ella en una pequeña cabaña en el bosque con una lluvia que caía mientras ellos se besaban; un conejo de color gris y orejas blancas los veía con sus grandes ojos tiernos mientras comía una lechuga, imaginó que el conejo al verlos se imaginaba con su propia familia de conejos, donde sus pequeñas crías se encontrarían jugando, corriendo de un lugar a otro, brincando felices, pensó que a alguno de sus pequeños conejos le gustaría llegar a ser algo más y el pequeño conejo imaginó que le gustaría ser un niño que cuando se despertara, la noche aún llenaba todo a su alrededor, su pequeña luz de noche seguía encendida y la sombra del osito que se proyectaba en la pared le parecía divertida, se sentó a un lado y la sombra de su cabello despeinado le recordó la forma de un campo con un pequeño árbol...

                                                                                                                                                                                                                                                             FABO

Que bonic....

La calle vibra con el sonido del recuerdo
que lo llena todo de tu dulce voz
y que deleita a los oídos
inmersa en sonidos de siempre.

     Suena una guitarra con el viento
     y una voz en lengua extranjera
     que me dice "que bonic" y llegas a mi mente,
     porque yo pienso lo mismo.

Recorro la ciudad a ojos cerrados
porque, como me sucede contigo,
conozco cada rincón
por donde he pasado mis manos
y no dejo de pensar "que bonic".

        Sigo caminando en el asfalto
        lleno de flores violetas
        y quiero mostrártelo aunque no estés conmigo
        por eso comienzo a cantar la canción de tu nombre.

  El día es extraño con tu ausencia repartida
  en mis manos y en mi mirada
  pero no en mi pensamiento,
  a veces creo que recorrí el mundo
  sólo para encontrarte al cruzar la puerta.

              Me gustan las memorias que me guardan contigo
              donde el mar se junta con la costa de tu olvido,
              recuerdo recorrer ese lugar con mi abrigo
              y las ganas de verte, para mantener el calor.

   Quisiera volver algún día,
    hacia ambos lados,
    regresar a tu mente y corazón
    mientras volvemos a ese pasaje hacia al mar
    y estando ahí, ambos decir "que bonic".

                                                                                                       FABO

jueves, 3 de abril de 2014

Tu necedad...

Tu necedad... tan de siempre, tan incómoda
tan necesaria,
tan tuya,
tan necia.

     Cómo entenderte, si siempre eres complicada
     y no lo digo sólo yo
     tú me lo repites como un mentira
     esperando volverse verdad.

 Te escudas en ella , para hacer lo que no quieres
 te gusta ponerte esa máscara que te deja ser quien no eres
 para tener lo que no quieres
 y alejar lo que te espera.

      Tu necedad habla sin palabras,
      te dicta y tú obedeces a tus palabras necias
      para arrepentirte después, sin embargo,
      lo sigues haciendo.

  ¿Qué buscas de ti?, si el mundo te lo da todo,
   te gusta complicarte porque sientes que así la vida tiene sentido
   y yo que busco darte el sentido que buscas
   dándote el mismo sentido que me brindas al mirarte.

         Yo te quiero, y que simple es hacerlo,
          así, te veo y te quiero, te escucho y te quiero
          porque eres lo que quiero querer todo el tiempo,
          y tú no me dejas quererte porque tu necedad te lo impide.

Hoy te espero en el lugar de siempre,
donde te dije que te quiero para siempre,
espero que llegues tan linda como siempre
sin tu necedad incómoda de siempre.

                                                                                                             FABO