viernes, 28 de noviembre de 2014

A la espera...

Y le dije "Te quiero"... así sin más salió de mi boca como una mera contracción muscular, como un espasmo que llega de repente, como un calambre que ataca sin razón y sin motivo pero llega artero a la zona donde mayor dolor provoca, lo dije como un acto reflejo, como quien se cubre los ojos ante un resplandor cegador; salió como un estornudo en época de frío, como el impulso de rascarse ante el piquete de un insecto, como una explicación que se da sin ser pedida, como si la única cosa coherente que pudiera soltar hubiera sido eso, como si mis palabras fueran dichas por otra persona a través de mi boca, como si no fuera yo quien estaba ahí y en verdad fuera un mero espectador de mi propia vida que ve a través de los mismos ojos y sin embargo no era yo quien lo hacía. Inmediatamente después me quedé inmóvil, como una estatua de mármol o cemento, helado como un hielo, petrificado como esa roca que se formó después de la erupción de un volcán que al haber desprendido su furia se queda inmóvil dejando un recordatorio de lo que alguna vez fue pero que ya no lo es más, me quede estático como un punto sobre un papel, como el estudiante que observa impotente el examen que sabe que no resolverá jamás, como un adorno más en la vitrina de la abuela. Ella se quedó pensativa por lo que me pareció fueron siglos o segundos o días o un instante, que razón tenía ese Einstein sobre la relatividad del tiempo, me dio la impresión de que pude haber llegado a mi casa, cambiado mi ropa, visto una película, peinado, lavado mis dientes, pasado por unas flores, dos girasoles que son los que ella le gustan; y aun así seguiría con el rostro pensativo inmersa en esas ideas que no decía mientras permanecía resguardada tras su cabello negro y largo. La observe fijamente, no había ni un cambio en su mirada; pensé que obviamente estaba buscando la respuesta más diplomática que pudiera encontrar porque ella era así, siempre tenía un argumento fundamentado, claro y preciso, tangible y en base a escritos que nadie se atrevería a refutar, su lógica era precisa y por ello era mordaz, sabía dar esas explicaciones que suenan tan sencillas que hace que uno se sienta más tono aún por haber preguntado, tiene la capacidad deductiva de Sherlock Holmes mezclada con la analítica del Dr. Moriarty, triunfal y avasalladora, apabullante con su dialéctica, una erudita en la retórica y amante del método, y yo que sólo soy un remedo de escritor. Todo eso cruzó por mi mente cuando finalmente giró su rostro, con un movimiento lleno de gracia colocó un mechón de su hermoso cabello detrás del oído derecho, "¡Touché!" pensé, ese movimiento había logrado desarmarme por completo, la sensualidad, la facilidad, la simpleza de un movimiento sublime el cual a leguas se notaba que tenía dominado al más puro estilo científico, cada movimiento había sido preciso y estudiado para que, si lo hubiera pedido en ese momento, me convirtiera en su fiel amante dispuesto a todo en cualquier momento sin siquiera tener que soltar una palabra. Sus ojos negros con esa mirada inquietante me miraron profundamente, y entonces vino el knock out... esbozó esa sonrisa de medio lado que aunada a sus labios rojos hace que no te quede más remedio que rendirte a su voluntad, porque sólo un ángel sonríe de esa manera; traté de mantener mi semblante firme, pero para ella es tan obvio que soy un libro abierto, claro como el agua corriente de un río, para ella no tengo secretos aunque nunca le ocultaría nada; sin embargo es de entenderse que por amor propio debía mostrarme firme, era una batalla de poder a poder, la cual había perdido por el mero hecho de presentarme. Noté como sus labios se abrían lentamente para pronunciar algo, el movimiento fue tan lento que pude notar como el caracol que se arrastraba por su jardín recorría las 500 millas de Indianápolis a una mayor velocidad que con la que salían sus palabras, pude imaginar a una tortuga de doscientos años tocar cada una de las costas de éste mundo a la velocidad de la luz comparada con el movimiento de su boca, tan es así que mis pensamientos de cualquier respuesta posible a lo que pudiera contestar cruzaron en cuestión de segundos, pude escribir dos novelas, tres poemas y un manifiesto y ella seguía aún moviendo sus labios. Finalmente pude escuchar como salía de su boca esa melodiosa voz que sonaba como un coro de ángeles que le cantan al amanecer, como una orquesta de clase mundial que da un concierto sólo para mis oídos, esa voz sonaba como el canto de las aves en la jungla, como la nota larga de un violín, como el susurro del viento que silba juguetón y te acaricia el alma, por eso sientes frío porque una parte de ti se va con él, así era su voz que penetraba en mis oídos y llenaba cada plano de mi ser, físico, esotérico, alquímico, biológico, mental, trascendental, religioso, filosófico, espiritual, y pagano; todo sólo por escuchar su dulce voz, pero lo verdaderamente milagroso, fueron sus palabras, tan claras como una copa de vidrio, como un cielo despejado donde ningún nubarrón amenaza con lluvia, claras y concisas como un parte médico o una fórmula matemática que no dejan lugar a duda alguna. Ella dijo "También te quiero". Entonces mi mente se quedó vacía, mientras mi vida se llenó por completo.       


                                                                                                                   FABO

martes, 25 de noviembre de 2014

We used to be us...

If I tell you that I love you,
what would you tell me back,
what are the chances that you
think the same way,
feel the same way.

      I just want to talk with stars
      tell them all my dreams about you
      sharing endless stories,
      speaking of the beautiful yesterday.

  I wonder,
  what if the destiny speaks us louder
  and we prefer not to listen,
  even when we are
  the very destiny speaking.

             Just tell me something
             but it most be real
             like the shadows of my loneliness,
             real,
             like me walking thru the fire of oblivion.

  To day I´m leaving,
   whatever you have of my
   it´s yours,
   but I leave in my last memory
   whatever I have of you.

         Miss me or not,
         love me or not,
         just don´t forget
         that we used to be us.

                                                                                             FABO
       
 
 

Entre lo difícil y lo imposible...

Lo difícil no es quererla,
eso es lo más sencillo,
es tan natural como respirar
o levantarse por las mañanas.

     Lo difícil no es recordarla,
     eso llega como un pensamiento,
     como esa sensación de caer a un vació
     sin tocar jamás el fondo.

        Lo difícil no es sonreír por su causa,
        si me pasa a cada instante y todo el tiempo,
        por el simple hecho de notar que ella está
        en éste lugar y en éste tiempo.

 Lo complicado llega
 cuando uno quiere olvidarla,
 pues llega a convertirse en un todo
 cuando no da realmente nada.
 
     Lo difícil viene al momento de alejarse,
     cuando una palabra sabe a agua fresca
     en un desierto de motivos hecho,
     donde cada grano de arena
      me recuerda por que me alejo.

         Pero lo verdaderamente imposible,
         es volver a ser quien fui,
         porque ahora soy quien soy por ella
         y eso no cambiará jamás.

                                                                                                      FABO

lunes, 24 de noviembre de 2014

Por fin estoy soñando...

Me despierto y el frío me da los buenos días, aunque de ser sincero no sé bien si es que por fin he abierto los ojos o simplemente he caído en otro sueño. Entonces me levanto, y estoy sentado detrás del escritorio, será que el cansancio logró hacer que me quedara dormido por un instante, o tal vez sigo soñando, miro por la ventana y cierro los ojos para imaginar una vida pasando frente a mí, pero al abrirlos, me encuentro en la terraza de piedra con la guitarra entre mis brazos, cantando o mejor dicho susurrando entre acordes la canción que te escribí esa noche; la inspiración no para de llegar cuando tu recuerdo emana como un sueño, al que me aferro y me pierdo en él, para descubrirme parado justo frente a tu puerta; noto que llevo puesto mi mejor traje, y es entonces que sales tú tan linda como siempre, enfundada en el vestido negro y con esos labios rojos intensos y con la mirada puesta sobre mí, te acercas lentamente y besas el borde de mis labios apenas rozándolos. Te abrazo y siento el calor que desprendemos desde el fondo de nuestra esencia; me aparto un poco para observarte claramente y es entonces que me doy cuenta que estoy sentado en la banca del parque, donde suelo escribirte todo el tiempo, la pluma aún en mi mano traza una tenue línea al sorprenderme, te busco en todas partes pero sólo te encuentro en las letras que te describen claramente, alzo la mirada hacia el cielo algo gris, con las nubes arremolinadas que parecen discutir entre sí. Cierro los ojos y los aprieto con fuerza, y al abrirlos apareces de nuevo frente a mí, no dices nada pero escucho tus pensamientos claramente, y me da gracia que te preguntes "si pensaré que te ves linda en ese vestido", al sonreír todo se nubla y noto que no es tu cintura la que tengo entre mis manos, sino la guitarra soltando los acordes de esa melodía que tanto nos gusta, mis manos se mueven sin que yo lo note  y la noche llena la terraza con ese aroma de promesa de lluvia; justo en la nota final, dejo caer mi mano sobre el escritorio tirando unos documentos al suelo, me quedo un poco aturdido, sin embargo levanto los papeles, de entre ellos se desprende una hoja que dice "Ya no trato de escribirte porque sueño contigo y ese sueño siempre llevara consigo un amargo despertar, por no tenerte a mi lado, por ser el motivo más sincero de mi vida, por ser el motivo más iluso que aún mantengo..." parece un escrito sin concluir para ti. Mientras leo éste borrador siento el frío colarse por las sábanas, y sé que es momento de despertar, pero al abrir los ojos noto tu silueta recargada en la puerta con un café humeante entre tus manos y me das los buenos días, es entonces que me doy cuenta que por fin estoy soñando.

                                                                                                 FABO 

Y qué...

Y qué si me dejo guiar por tus palabras,
qué importa que recorra senderos
hechos por una esperanza 
que se queda en un horizonte lejano.

      Y qué si escucho tus razones 
       que luchan por ser reales
       cuando sería tan fácil
       dar media vuelta a un mundo claroscuro.

Cada noche dura hasta que el sol sale,
así como mi soledad dura hasta que tu recuerdo
llega dejando su estela de cometa,
atravesando el cielo de lo incierto.

      Y qué importa que la vida siga,
       que el reloj hable con su pesado juicio
       y que el silencio perdure entre los suspiros,
        si la esperanza sigue intacta en el rincón más apartado.

   Si aún quedan restos de nosotros
   esparcidos por el mundo 
   como cenizas de un volcán
   como raíces de un roble. 

        Y qué si yo te quiero y tu me quieres,
         si el destino se empeña en acercarnos
         por más alejados que nos encontremos,
         distantemente juntos. 

  Y qué, me pregunto,
  si de todos modos nosotros
  somos para nosotros y no más,
  es momento de moldearnos un mundo nuevo
  donde todos se pregunten... y qué.

                                                                                                                       FABO

Melancolía...

Son mis sueños como blancas veredas
que se pierden en la niebla del tiempo
dejando apenas visible
tu recuerdo imborrable.

       Las noches no se acaban al abrir los ojos,
       y es la luz lejana, aún más lejana
       porque se va contigo, para seguirte,
       para quererte.

 No veo retratos en las sombras,
 ni siquiera reconozco los sonidos del ayer,
 se mezcla todo en una realidad tan falsa
 que la poesía parece un simple discurso político.

      El sabor dulce de tu boca,
      la claridad de tu mirada,
      la suavidad de tu piel,
      todo se se funde en una duda y en una razón.

  Soy yo quien te busca en todas partes,
  y tú en todas partes te escondes,
  te quiero siempre y todo el tiempo
  aunque no lo sepas, aunque no lo notes.

        El mundo me rodea mientras susurra,
        trato de entender sus palabras llenas de verdad
        pero mis oídos se han acostumbrado
        a escuchar tus mentiras honestas.

 Hoy me voy de nuevo a dormir
 para soñar que vivo en cualquier parte,
 todo importa entonces,
 nada importa ya.

                                                                                                                    FABO

viernes, 7 de noviembre de 2014

Música solar...

No sabía ni cómo ni por qué había sucedido, sin embargo, al abrir los ojos notó que su  cabello verde había crecido hasta su cuello, la corteza clara de su piel se sentía suave y aliviada con los primeros rayos que se atrevían a cruzar las densas nubes aún presentes después de la tormenta nocturna. Sentía las ramas de sus piernas más ligeras que de costumbre, como si el agua que subía a través de sus zapatos con colores rojos y puntos blancos, le llenara y renovara completamente; se sentía tan feliz y completo que a cada paso que daba iba dejando pequeñas flores blancas que marcaban una senda que emanaba un sutil aroma a infancia. El bosque era denso y en sus ramas se colocaban las aves rojas, cuyo canto arrullaba todo cuanto tocaba, se sentía fluir la vida sin más ni más, todo aportaba un poco de sí para que ese mundo fuera perfecto en su más profunda esencia, nada estaba fuera de lugar a pesar de parecer un desorden total. Él seguía caminando, respiro profundamente y el aire limpio que entró a sus pulmones hechos de seda le dio la sensación de flotar por los aires. Sintió cómo de repente, de sus hombros, crecía un manto de musgo verde claro, perfecto para cubrirle del clima húmedo que lo rodeaba, siguió su camino abriendo sus grandes ojos marrones  y fue entonces que pudo distinguir esa lluvia solar que caía sobre las flores, las cuales exhalaban su más deliciosos aroma en señal de gratitud; tal muestra de belleza majestuosa le reconfortó tanto el corazón que quiso tocar una melodía, así que tomo una rama del suelo atándole un fuerte hilo de una telaraña, se acercó delicadamente hacía los rayos de sol, colocó sus manos en posición y comenzó a tocarlos con la gracia de un músico natural; las notas se desprendían como sonidos de cascadas, como el silbido del aire entre las copas de los árboles, con los tonos de las piedras arrastradas por los ríos; realizando los sonidos de la naturaleza que en sí son toda una sinfonía. Al terminar, derramó una lágrima, la cual al tocar el suelo se convirtió en una laguna azul y profunda. Decidió permanecer en ese lugar para tocar los rayos de sol cada que el mundo se lo permitiese, para hacer por siempre su música solar.

                                                                                                                     FABO   

(Inspirado en "Música Solar" de Remedios Varo, 1955)

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Medusa...

No sólo su mirada convertía en piedra,
también sus palabras,
sus acciones,
su desdén,
amarla.

      No sólo su cabello era de serpientes,
      también su lengua,
      su lento caminar,
      su piel fría,
      su querer ausente.

          No sólo era un mito,
          era un cuento,
          una historia,
          una mentira cansada de ser contada,
          una verdad inquebrantable.

  No sólo era su cuerpo de mujer,
  también sus manos,
  su aroma,
  su eterna indecisión.

          No sólo traté de arrancarle la cabeza,
          trate de arrancarle el recuerdo,
          la nostalgia,
          la añoranza.

    Yo quise ser el héroe
    dejándola sin siquiera mirarla,
    porque de haberla visto tan sólo instante,
    hoy sería otra estatua
    en el jardín de sus desgracias.

                                                                                                               FABO
   

martes, 4 de noviembre de 2014

Tú qué sabes...

Yo no sé nada,
no sé como quererte
ni como olvidarte,
no sé como retenerte
ni como dejarte ir.

      Yo no sé
       a qué sabe tu olvido
       ni tu recuerdo,
       no sé lo sutil de tu aroma
       ni la severo de tu ausencia.

Yo no sé
cómo suenan tus pasos
al llegar o al alejarte,
no sé cómo es tu sonrisa al verme
o tu tristeza al despedirte.

      Yo no sé
       cómo se siente lo tibio de tu piel
        o el frío de no despertar a tu lado,
       no sé cómo son tus caricias
       ni cómo son tus golpes certeros.

         Yo no sé,
          y tal vez no lo sepa nunca
          sólo me queda preguntar,
          ¿y tú qué sabes?

                                                                                                FABO
       

lunes, 3 de noviembre de 2014

Por un amor tan desolado...

Ella estaba sentada, con su rostro absorto en el infinito, la mirada perdida como si no hubiera nada frente a ella a pesar de encontrarse rodeada de un paisaje otoñal de fondo, donde el cerro asomaba su suave alfombra marrón, el cielo en su azul profundo y las nubes altas anunciando las noticias de tiempos fríos próximos. Al entrar ella giró levemente y lo observó de reojo, "Te esperaba", le dijo sin cambiar mucho de expresión. Se notaba inmersa en una profunda idea y por supuesto que no era su intensión distraerla de sus reflexiones; así que se acercó despacio hasta hallarse justo detrás de ella. Puso sus manos sobre sus hombros y la barbilla sobre su cabello castaño con aroma a flores. Ambos se quedaron viendo por la ventana aquel hermoso cuadro pintado por la mano de Dios. Poco a poco las tonalidades fueron cambiando; amarillos y rastros de naranja, después naranjas casi rojizos; un tenue rosa bajo un azul pálido y finalmente el azul profundo acompañado de una media luna que se desplantaba sobre la punta más alta del cerro; las estrellas hacían su aparición como pequeñas luciérnagas en un jardín de ensueño. Puso sus manos sobre las de él, estaban heladas y al percatarse de ello pensó en traerle una manta para cubrirla de esa promesa de un invierno frío; justo cuando se disponía a moverse le sujetó firmemente de las manos; "Anoche, amor mío, te he soñado como nunca antes, nos he visto caminar en el campo, por el puente de piedra que está junto al río, caminábamos como siempre lo hemos hecho, lado a lado; sin embargo, al asomarme al río sólo pude ver mi reflejo en las tranquilas aguas; al girarme ya no estabas más, sentí un nudo en el estómago y un flechazo helado en el corazón, corrí camino a casa y antes de llegar me encontraba una tumba, llena de flores blancas y una lápida que decía "Murió por un amor tan desolado" con tu sombrero sobre ella". Al terminar de decir esto pudo notar que su rostro pálido estaba lleno de lágrimas, "No debes de preocuparte por sueños sin sentido amor, recuerda que yo, como siempre lo he hecho, estaré a tu lado pase lo que pase", y diciendo esto la besó tiernamente mientras la acompañaba a la alcoba. A la mañana siguiente, pudo notar como su cuerpo, antes tibio, se encontraba completamente helado he inmóvil, el rojo de sus mejillas y sus labios se había ido con el viento de la noche así como su dulce aroma floral, tristemente se había consumido la vela que le daba brillo a su vida. Todo esto me lo ha contado anoche cuando se cumplían tres días de aquel triste suceso, la vida nos llama cuando no lo pedimos y la muerte nos lleva cuando menos lo esperamos; pero recordemos que la única razón válida para vivir o morir es el amor.

Todo lo anterior lo dijo el que hubiera sido su mejor amigo, su confidente y hermano; mientras colocaba el sombrero de su compañero de mil batallas sobre la tumba llena de flores blancas, en la cual se leía en letras cinceladas sobre la piedra fría "Murió por un amor tan desolado".    

                                                                                                                       FABO

Perecer...

La lluvia no humedece más mi rostro,
la luz no refleja ya mi sombra,
el aroma no emerge de las flores
ni el viento juega más con mi cabello.

     El sol no brinda su calor sereno,
     la luna brilla pálida, sin fulgor ni sentido,
     las estrellas brillan a lo lejos...  a lo lejos,
     el corazón no palpita más.

La mirada se pierde en el infinito,
mi cuerpo ya nos es cuerpo, ni nada,
sin embargo ahora soy parte de todo
y todo es parte de mi.

      No soy luz ni sombra,
      no soy viento ni sequía,
      pero en todo me encuentro,
      como el universo es uno.

 Ya no como ni bebo,
  no respiro, ni muero,
  ya todo ha pasado
  y sin embargo,
  esto no es un final.

                                                                                                              FABO