Cuántas lunas me quedan por soñarla,
porque mis noches se vuelven días
y mis días se vuelven nada,
cuando no miro su reflejo en el horizonte.
Quisiera decirle que la quiero,
sólo por las ganas de sentir mi corazón desbocado
cuando suelto esas palabras,
que bajan como ríos por cascadas.
Y usted que se esconde en un olvido
y yo que no la olvido aunque lo busque,
pero he notado que el sol siempre brilla
aunque esté detrás de las densas nubes.
Quisiera hablarle de mis sueños,
pero si lo hiciera,
sería porque estoy inmerso
en el sueño de tenerla a mi lado.
Hoy no me mata ya el recuerdo,
al contrario,
me recuerda que la vida esta llena de ellos
aunque unos sean más ingratos que otros.
Qué será de usted sin mi,
si yo he dejado de ser yo, si no estoy a su lado,
qué me queda por hacer,
sino buscar ser sin usted, aunque eso no me baste.
Ya vendra una mañana y una tarde,
ya vendra un año y un lustro
ya vendra la vida con su paso imparable
pero usted,
ya no viene.
FABO