Nuestras historias no se contaban
de boca a oído,
se contaban de nostalgia
a esperanza.
No sonaban las campanas
porque el silencio nos llamaba
con más fuerza,
con más ímpetu.
No es que fuera desolación
o abandono,
era sencillamente
las ganas de estar sólo.
Pensé entonces
ya no más,
ya no más,
y tu respondiste "sólo un poco".
Cubriste de amor mi cuerpo
dejándome desnuda el alma
y por un instante, tan sólo eso,
fui feliz y pleno.
No puedo pedir
ni dar,
me siento en la zozobra
de entregarlo todo y recibirlo todo.
El mundo ya no teme,
sin embargo se oculta a plena vista
en el universo infinito
como infinita es tu mirada.
Me marcho,
inclino el sombrero y tomo el camino,
con cuidado o sin él
de todos modos
siempre he viajado sólo.
FABO