"Toda una vida me estaría contigo, no me importa en qué forma ni dónde ni cómo... pero junto a ti...", y así sonaba la canción flotando entre las notas de tres guitarras y tres voces que me daban el cobijo de su alivio que entraba por mis oídos y descansaba en mi alma, aunado a ello se encontraba la calma de un ron y la necesidad desesperada de tenerte entre mis brazos. Soñaba con las caricias de tus manos suaves y el murmullo de tu voz algo ronca, con los labios rojos llenos de besos por darnos, con tu cabello negro largo y suave, con tu aroma a flores y a frutas, con tu mirada profunda con tantas palabras atrapadas que no mencionarás, con esa necesidad de querer que te quiera y con la necedad de no pedirlo. Pensaba en las noches en vela en las que te he amado entre las sombras y las luces que provocan las chispas de un amor a la lejanía, o tal vez solo era la medianoche que me dejaba precisamente así, a medias, ni contigo ni conmigo; esa mitad que me das y me hace falta, con esa mitad que te doy y no terminas de tomar por completo. "Toda una vida..." pensé mientras sentía descender por mi garganta el sabor dulzón y helado del vaso medio vacío, o medio lleno dirían los optimistas, pero de ser sincero el optimismo se me escapaba en cada sorbo, en cada respiración, en cada instante que no pasaba a tu lado; ¿Qué eres en mi vida? me lo he preguntado tantas veces, y he llegado a dos conclusiones tan exactas y contradictorias que he entendido que son certeras porque son como tú y yo... en mi vida tú lo eres todo... en mi vida no eres nada... y te juro que no me atrevo a preguntarte lo mismo, porque puede que la respuesta sea algo que yo ansío y algo que tú no esperas, entonces saldrás huyendo y no me alcanzaría la vida para encontrarte. Junto a ti las penas son más grandes, no te miento, pero es por ello que te quiero, porque tú haces que la vida tenga sentido, porque sin ti nada importa y nada es necesario, porque tú eres aire, sol, agua y poesía; y ambos sabemos que sin ninguna de ellas es posible la vida. Así que me declaro habitante de tu universo, inconstante y efímero, ese lugar donde sé que habito, donde sé que tú me quieres y quisieras estar a mí lado, pero a veces pienso que me quieres más a la distancia tomando sólo momentos necesarios de mí, como el riego que se le da una vez por semana a una flor, tal vez más te inundaría y terminarías matando ese recuerdo que tienes de mí, tal vez menos secaría esa necesidad de estar conmigo, así que sólo me tomas en las cantidades que consideras necesarias pero... ¿y yo dónde quedo?, a mí quién me da lo necesario para vivir, si el alimento del alama no es tu recuerdo, ese es el que alimenta mis manos para escribirte y mi ser para adorarte; sino que es tu presencia ese alimento diario que necesito para vivir, y no he dicho sobrevivir, porque eso lo hago todo el tiempo que no estoy contigo... de verdad te digo vivir, la dicha de sentir la sangre recorrer mi cuerpo, sentir el aire helado o la lluvia refrescante; el hecho de sentirse vivo y sin miedo a la muerte, ¿por qué temerle si el único miedo verdadero que enfrento es el no tenerte a mi lado por los años que me queden?, así que me río frente a la los problemas mundanos del dinero y la sociedad, para mí la sociedad más importante es aquella en la que nos tomamos de las manos y somos nosotros. Así que amada mía no me queda más que seguir pensando en ti y esperar paciente tu regreso y mientras eso sucede me quedaré sentado frente a la fuente, con la necesidad desesperada de tenerte entre mis brazos, con la calma de un ron, con tres guitarras y tres voces que me dan el cobijo de su alivio que entra por mis oídos y descansa en mi alama entre notas de una canción que flota en el aire y suena "Toda una vida me estaría contigo, no me importa en qué forma ni dónde ni cómo... pero junto a ti..."
FABO