viernes, 31 de enero de 2014

El hombre árbol, o el árbol hombre...

El sol brillaba en todo lo alto, iluminando hasta donde la vista alcanzaba. Las nubes avanzaban rápidamente, mezclándose por el viento que las empujaba. El suave pasto vibraba y se retorcía, creciendo lentamente con los rayos de aquel sol. Fue entonces cuando el árbol sintió la necesidad de conocer todo lo que estaba más allá de su alcance. Quería saber más sobre todo y el porqué de ello, pero jamás lo lograría siendo un árbol. Pensó detenidamente en cuál sería la mejor manera de hacerlo y descubrió que solo dejando de ser árbol lo conseguiría.

Así que un día dejó caer sus ramas y dejó secar su tronco. Poco a poco se fue desprendiendo de su propia madera, formando una silueta: primero amorfa y luego algo que parecía una mano, un brazo, un cuello, una cabeza, un pie... un hombre. Cayó sobre la tierra húmeda, que cubrió la madera por completo. El sol secó el lodo y el viento que soplaba fuerte golpeó su rostro, despertándolo. Lentamente se incorporó y abrió los ojos. Giró su rostro un poco y detrás de él se encontraba un gran tronco seco con una figura humana que lo atravesaba, debajo unas raíces fuertes, pero muertas. Observó sus manos y sus pies descalzos, se sintió cada parte de su cuerpo. Todo era perfecto. Giró de nuevo la vista al tronco, apretó la boca y los puños y mirando al horizonte con un gesto de decisión, dio el primer paso firme, al encuentro de su nueva vida.

                                                                                                                                             FABO     


Fuego y dinamita...

Eres lo mejor que no esperaba que me sucediera,
eres las noches interminables
y los días de locura continua,
eres todo aquello que va oculto en mi sonrisa.

      Sacas el peor lado de mí
      y sin embargo es el mejor,
      llenas los vacíos con tus besos
      llenas mi mundo con tu mirada.

  Contigo el vértigo es continuo,
  lo normal se vuele insulso,
  la adrenalina crece
  y el amor le sigue.

     Eres fuego que lo consume todo
     poco a poco llegas a mi lado
     y a veces me siento dinamita
     entonces al juntarnos, lo explotamos todo.

         La vida nos queda corta
         al igual que las noches juntos,
         somos atemporales,
         dos locos que se entienden.

            Tus labios rojos me forjan en su fuego,
            me tomas entre tus manos y no pienso en anda más,
            el sólo hecho de tenerte cerca
            es una continua tentación de la promesa de un paraíso.

   Tu piel tan suave, tu mirada férrea, tu delgada figura taciturna,
   tus grandes ojos llenos de verdades ocultas,
   tu obscuro cabello de sirena,
   toda tú eres exacta y precisa para desordenar mis ideas y sentidos.

           Ahora ya no sé qué hacer de mi vida
           pues sin quererlo te la he entregado por completo
           al momento que me incendiaste con tus labios
           y explotó mi dinamita.

                                                                                                          FABO

miércoles, 29 de enero de 2014

El abuelo y el gato...

El sol entraba por las ventanas en todo su esplendor, las cortinas algo viejas tenían ya la tela muy delgada y con algunos orificios que permitían el libre tránsito de aquellos rayos tan reconfortantes "Para qué necesitamos un reloj despertador si el mismo sol nos despierta en la mañana" le decía el abuelo al gato al despertar y estirar sus manos que alguna vez fueron fuertes y gesticular su arrugado rostro; con todos los pesados años encima se quitaba las sábanas que apenas le cubrían lo suficiente para no pasar frío, giraba el cuerpo a la derecha, bajaba los pies muy despacio, pues las articulaciones a veces no le querían hacer caso, y por fin ponía los pies en el suelo, siempre los dos al mismo tiempo así no tendría que preocuparse por recordar si se había levantado con el pie derecho o con el pie izquierdo, una vieja costumbre que tenía desde que era un jornalero en su hermosa parcela. Se levantó y estiro un poco más el cuerpo delgado y pálido, movió la boca y abrió los ojos grandes para ver mejor, aunque los anteojos de lente grueso se habían amarrado a él desde hace ya más de treinta años, los buscó en la cómoda que dejaba notar el paso del tiempo y las mudanzas que había tenido en todos estos años, se le notaba el rayón cuando recién lo habían comprado a la semana que se casó con ella, algunos arañazos de cuando se les ocurrió comprar al gato, tenía el golpe en la puerta del día de aquella discusión en la que ella le aventó su tacón rojo y tenía la marca del anillo de cuando él lo golpeó al enterarse que ella ya no volvería a despertar a su lado en las mañanas; caminó unos pasos al baño, abrió la boca, hizo algunos ruidos y se observó cara a cara como un joven fuerte y animado venido a menos; los años habían pasado y la soledad también, la vida daba muchas vueltas, tanto, que termino encariñándose con ese gato que tanto odiaba, ese que le gustaba a ella, el gato no era feo, era blanco con rayas cafés, sus ojos miel y la nariz rosada, a veces lo cargaba y se sentía que también estaba delgado dentro de todo ese pelo que lo cubría, también tenía sus años, se notaba en que ya se la pasaba en el cuartito con el abuelo en vez de salirse a sus aventuras que solía tener, había veces que desaparecía por días y después volvía como si nada hubiera pasado, "gato sinvergüenza"  le decía el abuelo y parecía que al gato le daba risa, quién lo diría, terminaron siendo los mejores amigos. Ese día algo era diferente, el abuelo se sentía extraño pero feliz, como si algo bueno por fin fuera a suceder en su obscura vida; decidió ponerse su traje de los domingos de misa a pesar de ser miércoles, tomó las llaves y salió a comprar algo para el desayuno, "cuidas la casa, mugroso" le dijo al gato que estaba acostado sobre la cama, el abuelo sabía que ese gato no haría ni un sólo movimiento si alguien entraba al cuarto, y le dio risa su pobreza, cuál sería la desilusión que se llevaría el ladrón que estaba seguro que el mismo ladrón le dejaría dinero, este pensamiento le hizo sonreír y salió a la calle; "Muy bien, la leche  ya subió al igual que el pan, y ésta comida para gato, vaya, mejor me la compro para mí, tiene más calcio que la misma leche; bah, hoy me siento de buenas, ese gato mugroso no hace nada por merecerlo pero se la llevo; y yo, pues dejo el pan, con la leche tengo, a mi edad el estómago ya ni sabe lo que uno le echa" pensó mientras sostenía la lata con la mano derecha y el pan con la izquierda, dejo éste último en el estante y puso la lata de comida para gato en la canasta; metió la mano en el bolsillo y contó de nuevo las monedas, lo justo para que le sobrara un poco de cambio para el empacador, siempre le gustaba darle un poco de propina, después de todo era su trabajo, algo que el ya no podía darse el lujo de decir que tenía; caminó a la caja y se formó en la fila cuando sin querer escucho a una linda joven que hablaba por su teléfono "Ay... de verdad no sé qué onda, ya no sé si trabajo para vivir o vivo para trabajar" le escuchó decir con algo de enojo en su voz, cuando colgó, el abuelo le toco suavemente el hombro y al girarse la joven con su rostro tan lindo el abuelo le dijo "Discúlpeme señorita, no es que sea un entrometido, pero escuche lo que dijo y para mí... el trabajo es la vida"  y le sonrió con esa sabiduría adquirida en años de laborar del amanecer hasta la puesta del sol, ella lo observó fijamente y le regreso la sonrisa "Tiene toda la razón señor" le contestó y se giró de nuevo con el rostro meditabundo; el abuelo sabía que por fin había dicho algo con sentido en su vida y se sintió aliviado. Regresó a su cuartito con la bolsa del mandado "Ya llegué, aunque sé que a ti ni te importa, flojo" le dijo al gato mientras dejaba las cosas sobre la mesa; el gato sólo giró la cabeza lo observó con desdén y regreso a acostarse en la cama; el abuelo se sentó y se sirvió la leche, tomo un traste y le sirvió leche al gato la cual puso junto a la lata de comida, se acercó a la ventana al lado de la cama y la abrió, el viento frío entro y se le metió en los huesos, sin embargo esto lo hizo sentir más vivo que nunca; la dejó así, se sirvió otro vaso que bebió hasta la última gota, "Hoy me siento algo cansado, sin embargo me siento feliz, creo que es hora de ir a ver a mi señora, ya la extrañé lo suficiente; perdón por no poder darte el desayuno de mañana" le habló al gato a la cara mientras lo arrullaba entre sus brazos, este sólo parpadeó y se acurruco entre los brazos del abuelo. Lavó el vaso y lo puso en su lugar, puso los zapatos al lado de la cama y se acostó con todo y traje; el gato se acomodó al lado de él. El sol entraba por las ventanas en todo su esplendor, las cortinas algo viejas tenían ya la tela muy delgada y con algunos orificios que permitían el libre tránsito de aquellos rayos tan reconfortantes... pero ya nadie dijo nada.

                                                                                                                                 FABO

martes, 28 de enero de 2014

Y en realidad qué me sucede...

Estoy sentado
con la sonrisa en la boca,
con la mirada dispersa,
contigo tan lejos.

      Camino con el mundo a mis pies
       y lo siento temblar cuando lo hago
       yo sigo y sigo
      y no se qué rumbo estoy tomando.

  Demuestro que sé de lo sabido,
  que tengo idea y solución
  que la vida no puede conmigo
  aunque el temor se apodere de mis manos.

               Siento conocer las respuestas
               y te hablo con sincera franqueza,
                te brindo mi mano firme
                aunque el alma me tiemble por completo.

   Me pierdo en tus ojos de avellana
   y te abrazo con cálida agonía
   te beso como una despedida
   gritando por dentro "no te vayas".

                 Yo quiero tenerte siempre y todo el tiempo
                  por eso te llevo en mi recuerdo
                  por eso a veces me pregunto
                  y a mi en realidad ¿qué me sucede?

                                                                                                   FABO

El regreso...

A veces pienso que la tendencia de todo es volver al comienzo, al inicio, a lo primordial; es decir, un recorrer cíclico que tarde o temprano nos regresa a nuestro origen o procedencia para recordarnos de dónde venimos y porque escogimos este camino, cuáles han sido los pasos que nos han llevado al punto donde estamos y si estamos aquí cuál es la razón para estarlo. Las dudas existenciales nos han asaltado a todos en algún punto de nuestra vida, siempre buscamos una razón para justificar todo lo que hacemos, aunque a veces, las justificaciones sólo son velos que nosotros nos ponemos para no aceptar nuestros errores y precisamente esta ahí el mayor de todos. Yo he visto cosas distintas, en lugares alejados, con personas completamente ajenas a mi vida normal; he tenido la oportunidad de escuchar opiniones, favorables y desfavorables, que me han hecho darme cuenta que muchas veces se magnifican cosas sin importancia y olvidamos las que realmente importan, pero algo vital es aceptar lo que somos y lo que hemos hecho; todo lo que se ha desembocado en nuestra vida tiene una razón que puede gustarnos o no, el aceptar nuestros errores no sólo habla de madurez sino de un avance en nuestra persona, es entender lo que hemos hecho y tratar de no cometerlo de nuevo, respetar nuestra naturaleza humana que es tan imprecisas pero sin escudarnos en ella, al contrario, es tratar de avanzar en un continuo proceder de aprendizaje dejando atrás el miedo y la pena que son lastres en el avance personal; muchas veces nos oponemos a nuestro propio crecimiento haciendo que las demás personas se vuelvan decisores en nuestra vida y por ende cuando nos sucede algo desagradable son los primeros a quienes culpamos, sin embargo el afectado es uno, el que lo hizo es uno, por lo tanto el que debe de tomar la decisión es uno. Nos quejamos del gobierno, del consumismo, de la imposición extranjera, de la desigualdad, etc. pero jamás ponemos una sencilla solución, la respuesta no está en ir y tomar las calles, golpear, insultar, lastimar más a la sociedad; nos estamos equivocando en nuestro proceder, la verdadera resistencia debe de venir de una revolución de ideas, de un actuar conforme a nuestras ideales sin dejarnos llevar por la ideas irresponsables de otros, es pensar dos o tres veces si lo que estoy haciendo es adecuado y conforme a mis ideales, si en verdad voy a lograr algo en beneficio de la sociedad, de mi hogar, de mi persona, o simplemente me dejo comprar y de nuevo que los demás me manden mientras me quejo de sus decisiones, las cuales yo les deje tomar por mí. Creo que mi país es grande y hermoso, que la vida aquí fluye de manera natural, sin embargo hemos caído en el costumbrismo, en la idea de una revolución como la de Zapata o Villa, los tiempos cambian, las personas cambian, la sociedad cambia y nosotros pensamos que debemos de arreglar todo de la misma forma en la que lo hicieron nuestros predecesores. Yo pienso que debemos tomar lo mejor de antaño, las ideas que cimentaron nuestra sociedad pero trayéndolas a nuestra época actual, seamos caudillos contemporáneos donde sabemos que las palabras, las ideas y las acciones, pueden más que las balas. Volvamos nuestra mirada y veamos lo que hemos avanzado y cuando regresemos la vista al frente, veamos que el camino que estamos trazando, tarde o temprano será la base de aquellos que nos sucedan.

                                                                                                                                           FABO

viernes, 24 de enero de 2014

Carta desde México...

Hola mi chula, hoy te escribo desde nuestro hermoso México, ese de múltiples colores y sabores, el que te recibe con gritos y abrazos, con sonrisas sinceras y miradas que gritan "te extrañe", te escribo desde la tierra de José Alfredo y su mariachi, de Pedro Infante y su voz, de los tacos con sabor a gloria y los amores trágicos que se olvidan con tequila. Te escribo desde mi hogar, desde mi pueblo, desde mi espíritu que se llena de alegría tan sólo al pisar el suelo de las morenas de ojos negros y profundos, con labios de cereza y corazones de verdad; no cabe duda que la mexicana es toda una mujer y de las "de a deveras" yo por eso te quiero, porque te entregas como ninguna y es que así eres y lo traes escrito en lo más profundo de tu ser. He regresado después de recorrer el mundo, de conocer la fría Europa y la cálida Asia, después de conocer amigos que saben ser amigos y personas que se sorprenden de que un mexicano esté tan lejos de sus caballos y pistolas; yo me fui con tus ojos en mis ojos, con mi piel morena y mi español mexicano, que es una lengua aparte, y me regreso igual pero queriendo aún más todo lo que había dejado y reconociendo lo que aprendí. Nuestro país es grande, como todos, es una pena que a veces nosotros mismos no lo reconozcamos como es, no somos ni menos ni más que nadie, somos quienes somos, mexicanos, que con eso se dice todo. Yo te escribo desde aquí a pesar de que nos veremos pronto, porque mi intención siempre fue escribirte desde los lugares más hermosos que conocí y México cumple y rebasa esa descripción. Hoy te veré por fin, te abrazaré como nunca y espero que tú me beses igual, te quiero cantar con mariachi, quiero que cenemos tacos, que nos riamos de la vida y que la vida se ría con nosotros porque la felicidad que nos invade al estar juntos se contagia, así que no puedo esperar para darle al mundo una razón más para sonreír, como usted, mi alma, fue y será la mía todo el tiempo.

                                                                                                                                   FABO

miércoles, 15 de enero de 2014

Carta desde Estambul...

Merhaba hermosa, hoy te recuerdo desde la impresionante ciudad de Estambul, me encuentro en una terraza en  la que domino la vista a mi izquierda de Hagia Sofia y a mi derecha la Mezquita Azul, ambas hermosas he impactantes que se alzan altivas con el mar de fondo, las gaviotas surcan el cielo y hacen que el cuadro sea perfecto; esta ciudad lo tienen todo tal vez por eso fue en su tiempo Constantinopla el centro del mundo, como tú eres el centro del mío; la cultura musulmana tan distinta a la nuestra y a la vez tan cercana me hace sentir a veces en casa y otras tantas me recuerda que voy de paso. Aquí el comercio es fuerte y el turco sabe su negocio, me da gusto que el idioma puede dificultar un poco las cosas pero jamás será una barrera para entendernos, como entre tú y yo, a veces no nos entendemos pero siempre nos comprendemos. La mirada turca me ha impresionado, los hombres viejos tienen esa mirada profunda de continua reflexión y las mujeres esa mirada fuerte que hace notar un espíritu inquebrantable detrás de los velos que cubren todo menos sus ojos. Estar aquí me hace pensar que en el mundo hay espacio para todos, no importa nada, solo el respeto, que las religiones son ideales propios y que el mundo es compartido, que las barreras las imponemos nosotros con pensamientos retrógradas y cerrados y que la vida se abre para aquel que quiera vivirla, no importa donde ni como siempre que aceptes a los demás como son y que seas feliz con lo que haces, como yo, que soy inmensamente feliz cuando estoy a tu lado. Te quiero.
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                      FABO

domingo, 12 de enero de 2014

Carta desde Madrid...

Hoy anochece en Madrid y las luces de la Gran Vía la iluminan como si un tenue amanecer se asomara de nuevo,  la ciudad cobra otro ritmo y otra vida, así mientras la gente recorre La Puerta del Sol  la veo pasar con sus abrigos y bufandas mientras pienso en ti, esta es una gran ciudad llena de lugares por ser descubiertos, recorrer sus calles con esas grandes obras de arquitectura o los museos con las piezas maestras te hace recordar la grandeza que puede alcanzar el ser humano cuando se lo propone. La puerta de Alcalá se muestra imponente frente al parque del Buen Retiro, ese con sus esculturas y su lago artificial, es hermoso y de nuevo pienso en ti, comienzo a encontrar un patrón entre las cosas que veo que mueven mis sentidos y tu recuerdo que llega con todas ellas; llego a la plaza de toros de las Ventas y me siento en una banca a ver la hermosura de su fachada imaginando los triunfos taurinos de las épocas de oro, me encantaría estar sentado aquí a tu lado y discutir sobre Manolete, Gaona o Paquirri. Por la noche voy a un espectáculo de baile flamenco y el arte aflora por esas guitarras de notas vivas y por el baile altivo de las guapas bailaoras, olé... y de nuevo pienso en ti; como ves mis días en Madrid se han pasado viviendo el arte de cerca y como siempre pensando en ti. Te quiero.
                                                                                                                                         
                                                                                                                                                FABO

miércoles, 8 de enero de 2014

Carta desde Barcelona...

Hoy tengo la fortuna de dedicarte estas palabras desde la hermosa Barcelona, la ciudad del arte puro, la que guarda los tesoros de Gaudí, la que tiene puerta al mar, la que tiene el carácter catalán, la nostálgica y a su vez divertida. Las calles de esta ciudad te invitan a perderte en ella, así como en tu mirada, ambas comparten esa promesa de un secreto por ser descubierto y es tanto invitación como advertencia porque con algo así no se juega; estoy completamente enamorado de Barcelona y lo digo sin miramientos, se me ha metido por las pupilas y me ha llegado hasta el alma, se sabe amada y me brinda sus días soleados como tú y tu sonrisa veraniega en pleno invierno. Las quiero y me gustaría que viviéramos juntos esta ciudad porque definitivamente también terminaría enamorándose de nosotros, juntos nos parecemos a la Rambla de mar, esa que tiene sus veleros con aventuras dentro y su mar azul que llega sereno a las costas, así nos sucede, tenemos nuestros veleros esperando zarpar juntos con aventuras a flor de piel que se sienten al tomarnos de las manos, y el mar sereno de tus ojos que llega a las costas de los míos. Por eso espero recorrer Barcelona contigo y mientras lo hacemos dejar que ella nos recorra a nosotros. Te quiero mi hermosa, adeu.

                                                                                                                                           FABO

martes, 7 de enero de 2014

Carta desde Bangkok...

Hoy me encuentro en la contrastante ciudad de Bangkok, es una ciudad enorme con grandes edificios modernos y mucha gente en las calles y a su vez con sus templos antiguos llenos de adornos e historia que te cuentan sin palabras los sucesos que la llevaron a convertirse en la capital. No cabe duda que todas las ciudades importantes enfrentan los problemas políticos en sus hombros y aquí no es la excepción, como siempre ha sido, el pueblo se queja con su gobierno y este disimula que los escucha, no sé hasta qué punto la gente esté dispuesta a aguantar la opresión y no me refiero a esta ciudad en particular, sino al mundo entero. Hoy Bangkok se muestra cálida, con su gente, con sonrisas siempre, como cuando pienso en ti que es cuando sale mi sonrisa más sincera, aquí la modernidad se nota en sus grandes centros comerciales que están delante de las casas pobres, ocultando con opulencia las carencias profundas; esto me deja una reflexión, ¿qué tanto necesitas tener para ocultarte de ti mismo? Por lo pronto yo me siento completo con tu recuerdo en mi mente y en mi piel, con el sonido de tu risa entre la brisa que cruza por las ramas de los árboles y la promesa de un beso que me espera de regreso al hogar, porque yo le llamo hogar a donde quiera que este contigo.
                                                                                                                                                      FABO