jueves, 22 de junio de 2017

30 días...

Veo mi muerte a través del espejo que sostengo con mi mano,
el impacto merma mi fuerza tirándolo
y se rompe en mil pedazos,
será que me he vuelto inmortal
o será que mi reflejo se ha marchado.

   La nostalgia se aleja por instantes
   como abeja de un panal
   y de la misma manera trae consigo
   un poco más de qué alimentarse.

         Las brisas tiran memorias enredadas
         entre sonrisas de viñedos
         y copas de añoranza,
         lleva a veces un vestido de flores blancas
         y su sombrero de esperanza innecesaria.

 Sus pies ligeros resuenan
 como truenos lanzados del Olimpo
 todo a causa de sus míticos tacones negros
 que destruyen mis pláticas con Morfeo.

     La noche cae y con ella las palabras,
     mis silencios hablan más de la cuenta
     y tú que ni cuenta te das,
     sigues callada mientras tu recuerdo
     fúrico grita desesperado su desgracia.

 La pena no es por su partida,
sino por lo que pudo haber sido,
no sólo de pan vive el hombre
y a mí que me dejas en la hambruna
del manjar de tu boca rosada.

    Ya las llamas del desconsuelo me alcanzan
     y busco apagarlas con agua de gotas saladas
     con una lluvia de falsas esperanzas,
     el fuego ingrato sólo mira con desdén 
     y calla.

  No te quiero... sin embargo lo hago,
  como el ave que desea emigrar con miedo en las alas
  como estrella que teme a la obscuridad callada
  como manto que no cubre nada.

     Mañana al igual que hoy
     el sol saldrá de nuevo, a pesar de todo
     hasta de ti.

 Y yo con la cara al cielo
  gritaré de lo más profundo de mi alma
  te amo, cierto es que lo hago,
  y ahora,
  sigue tu camino
 que yo te seguiré seguro, desde mi rincón en lontananza.

                                                                                                          FABO

lunes, 29 de mayo de 2017

Advertencia...

No me dejes seguir,
te lo pido con el corazón en la mano
con la emoción a flor de piel,
con la maldición que me espera.

   No me dejes tocar tu piel suave
   y que mi nariz respire tu aroma,
   que mis labios prueben tus besos,
   que mi cuerpo se acostumbre a ti.

        No me des la oportunidad
        de dañarnos,
        de amarnos, tanto,
        que todo termine en crueldad.

  No cedas a mis palabras
  que no quiero ceder a las tuyas,
  ¿qué fin tiene todo esto?
  si ambos sabemos el triste final.

      "Es natural", me dices,
      yo pienso sólo en el maldito destino
      con la voz dentro de mi cabeza
      que me dice "calla al corazón".

  Finjo que todo está bien,
  pero las sombras me conocen mejor,
  aún me alimento de las sobras de una vida
  lastimera y revoltosa.

       No nos queramos,
       te lo pido, te lo ruego,
       no caminemos juntos por la playa
       al fin que el mar borrará nuestras huellas.

Evitémonos esto,
no es conveniente,
al final sólo quedarán huecos,
desesperanza y fallida ilusión.

     No sigas, que no seguiré
     sigamos... y atengámonos a las consecuencias,
     es nuestra última oportunidad,
     es nuestro último aliento.

No quiero que después
me digas que no tenías noción,
te lo advierto de una vez,
no nos queramos más.

      Si es así, ven a mi lado,
      la condena está escrita y
      la sentencia por cumplirse,
      anda, vamos a amarnos
      al fin que será por última vez.

                                                                                                       FABO

     

sábado, 27 de mayo de 2017

Al lector mi confesor...

No quisiera vaciar tu recuerdo en simples letras que no darán mérito al sentimiento encerrado en cada una de ellas. Tampoco busco la justicia a mano propia en la que te juzgo a frases y te sentencia a puntos finales. La verdad sólo pretendo expiar mis culpas; acúsome lector que he pecado, de pensamiento, palabra, obra y omisión. De pensamiento por no alejarme de tu recuerdo ni un instante, por pensar en tu buena o mala fortuna, por descubrirme caminando a ninguna parte por que ha sido tu memoria la que llevaba mis pies, y como siempre me deja abandonado al final de la calle sin un rumbo fijo. De palabra por haberte dicho tantas veces, te amo, tanto... que el habértelo dicho en esas cantidades podría sonar a blasfemia, por decir que te apoyaba y porque en verdad lo hice, por hablarte al oído mientras dormías y susurrar un te quiero artero para que se clavara directamente en tus sueños y en tu conciencia. De obra, porque cuanto estuvo en mis manos hice por ti, y créeme que no es reproche, cada pequeño paso, cada logro en mi vida lo hice por ti, por nuestro mañana y por nuestro futuro, lo malo es considerar un futuro escrito cuando debemos saber de la poca certeza que nos da, tan ingrato él, que nos deja hacer planes y al final todo se va perdiendo tras la niebla que despeja a su antojo. De omisión, creo que son mi mayor falta, por omitir tus desdenes y tu hipocresía, por omitir tus faltas y buscarte perfecta, por omitir tu humanidad pensándote divina, por omitir mi conciencia buscando entrar en la tuya, por omitirme a mí dejando que me omitieras. Esa es mi confesión, y acepto en el transcurso de este escrito mi pena, tal vez la sentencia sean diez canciones de Sabina y un poema de Benedetti, o dos horas de Serrat y tres libros de Onetti, igual y es más tranquila y son tres canciones de trova y una lectura ligera, digamos Cortázar o Borges, (es claro que esto último es una ironía). Sin embargo, cumpliré mi sentencia cabalmente, para expiarme de ti, y de todo aquello que no eres tú, es momento de redescubrir la fe que había perdido en mis dedos y en mis manos, hasta en mi inspiración. Será que el amor se regocija de llevarse lo mejor de nosotros para alimentarse y al final, nos deja más pobres de todo, pero más fuertes... mucho más fuertes. Si a mí de pequeño me lo hubieran advertido, estoy seguro de que, aun así, me hubiera subido a esta montaña rusa... como seguramente lo haré mañana.

                                                                             FABO   

jueves, 11 de mayo de 2017

Lo que más me gustaba...

Lo que más me gustaba
era sostener tu mano
cuando tu mirada al vacío
me recordaba que no estabas aquí.

     Lo que más me gustaba
     eres sentir tu aroma inconfundible
     que dejaba su recuerdo en mis ropas
     y en mi piel.

 Lo que más me gustaba
 era tu reír escandaloso,
 tu sonrisa de labios rosas,
 tus pequeños gritos de alegría.

   Lo que más me gustaba
   era tu glamour innecesario,
   el maquillaje perfecto,
   el vestido perfecto,
   todo perfecto, sólo para salir
   a ninguna parte.

        Lo que más me gustaba
        era tu falsa fortaleza,
        tus lágrimas ocultas,
        tu necedad disfrazada de carácter.

 Lo que más me gustaba
 era quererte,
 esperar con ansias el verte
 y besarte,
 aunque fuera de a poquito
 pero besarte.

     Lo que más me gusta
     es haber amado con ganas de hacerlo,
     entregando todo de mi
     y descubrir nuevas formas de querer,
     todo gracias a ti.

Lo que más me gusta
es ser yo
bajo cualquier circunstancia,
a pesar de que eso haya sido
lo que menos te gustó.


                                                                                FABO

     

miércoles, 26 de abril de 2017

Suéltame...

¡Suéltame!
Le grito al viento
que me arrastra contra los riscos
de un adiós inexorable.

¡Suéltame!
Le grito a la desdicha
que llega con su mano fría
a tocar lo tibio de mi alma.

¡Suéltame!
Le grito al reloj
que con sus manecillas me sujeta
a un tiempo perdido y alejado.

¡Suéltame!
Le grito a mis noches
que me sujetan con calma y melancolía
que llora a nubes y estrellas.

¡Suéltame!
Le grito a las mañanas nubladas
que me toman tan fuerte
como un mañana por venir con esperanza.

¡Suéltame!
Me grito al espejo,
pero entre más fuerte grito
menos me escucho.

¡Suéltame!
Te pido
en lo callado de mi habitación
y tú ausencia hace como que no me oye.

¡Suéltame!
por favor,
que el extrañarte me aprieta tanto
que me asfixia los sueños.

¡Suéltame!

Suéltame

Suéltame...

                                                                                                          FABO
                               


martes, 18 de abril de 2017

De ayer, de hoy...

Resuenan las notas antiguas,
las voces del ayer suenan tan claras
y los recuerdo dejan de serlo
para convertirse en realidades.

   Tus besos vuelven a quemar
    y tu aroma vuelve a llenarlo todo,
    mi fe se renueva como en días santos
    y mis pecados renacen por ti.

 Tus palabras recorren mi ser
 y pasan suaves
 como una serpiente
 que se arrastra por la arena
 dejando los surcos de su andar,
 dejando esperanzas en el mío.

     Tu cintura se ciñe en mis brazos
     y mis brazos se entumecen de emoción,
     mis manos necias que no te sueltan
     y yo apenado por dejarlas.

 No quisiera pensar en ti
 o por lo menos no tan a menudo,
 tal vez sea tu boca roja
 o tu vestido negro,
 tal vez, sólo sea mi imaginación
 o será que esta noche llueve.

        Amanece
        y el sol se levanta lentamente
        dominando el horizonte,
        yo por mi parte hago lo mismo,
        me levanto lentamente
        dominando tu ausencia.

 "Es hora de marcharme"
  le digo a tu recuerdo mientras lo miro de reojo
  "Si quieres, tú puedes quedarte un rato más".


                                                                                                 FABO

martes, 4 de abril de 2017

En pena...

Ya no tengo en mi mano la tormenta
que en tiempos remotos
explotaba con la fuerza
de tomar las riendas de mi vida.

    Ya mi barca se aleja
     por las serpientes de los ríos,
     por los canales escondidos
     de una noche tan cualquiera.

  La vela mantiene la llama tibia
  aunque tímida,
  de una esperanza magullada
  por sufrimientos tan ingratos
  de despedidas amargadas.

      Mis zapatos ya no quieren caminar
      y mis pies se sienten aprisionados,
      mejor me voy descalzo por el camino,
      que así guio Dios mi llegada.
   
 Me quitaré la camisa
 el pantalón,
 la piel y los huesos
 hasta quedar
 nomás en simple espíritu.

     A ver si así me notas
    en medio de la noche fría,
    a ver si así te asusto
    con mi pinta de alma en pena.


                                                                                     FABO