Hoy no te quiero,
pero te quiero,
y busco una compañía
con tu soledad repartida entre mis manos.
Hoy no te creo,
pero te creo,
me aferro a tus palabras de verdad
o de mentira,
que parecen un castillo de cristal
a merced de la tormenta.
Hoy no te extraño,
pero te extraño,
sintiéndome ajeno a tu recuerdo
y aún más ajeno a tu cercanía.
Hoy ya no te busco,
pero te busco,
encontrándote tan familiar
que me aterra sentirte tan de siempre.
Hoy me quedo,
pero me marcho,
porque sé que aunque caminemos lado a lado,
nuestros caminos van
por rumbos separados.
FABO