Andamos por andar
y nuestros pasos necios
nos llevan al mismo lugar
de donde hemos salido.
Andamos porque podemos
y porque queremos
andamos porque necesitamos andar,
andamos porque nuestro destino nos alcanza.
Andamos porque nos ronda la noche
y el frío hiere hasta el alma,
andamos porque el alma quiere
y su fuego no se apaga.
Andamos a ningún lado
pero andamos, que es lo importante,
andamos a cualquier lado
y los caminos se bifurcan.
Andamos, solos o acompañados,
pero al final del camino
en ese último paso
el andar no terminará.
Andamos, siempre andamos,
rondando el mar y la montaña,
sin detener nuestro paso,
andamos,
aunque nuestro cuerpo no nos siga.
FABO
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