Ni miedo,
ni furia,
ni rencor,
sólo olvido
y nada más.
El frío no se siente
y el calor no derrite la nieve,
el faro ya no guía
y el viento no me lleva a ti.
El árbol no crece,
la flor no abre
y el ave no canta más.
El mundo habla y no dice nada,
los pasos se pierden en sí mismos,
estoy cansado de nada y de todo.
Observo un atardecer que no acaba
y las nubes permanecen estáticas,
el mar se encuentra en calma,
los recuerdos se esconden
para no ser descubiertos.
Nunca pude acostumbrarme
a una vida tan de siempre,
nunca pude acostumbrarme
a tu ausencia repartida en todas partes.
Parece que todo vuelve a la normalidad,
el mundo se mueve
y me doy cuenta entonces
que el inmóvil
siempre fui yo.
FABO