sábado, 7 de diciembre de 2013

Carta desde Luang Prabang...

Hoy te escribo desde la tranquila y adormilada Luang Prabang, sus pequeñas calles llenas de templos budistas hacen que me sienta a su vez en un gran templo, la gente contrastante con sonrisas y seriedad al mismo tiempo hacen darme cuenta de lo ambiguo que podemos ser, dentro de nosotros fluye energía que puede ir en ambos sentidos a la vez sin que una sea buena o mala,  lo importante es encontrar en equilibrio, el balance dentro de nosotros mismos; aquí he aprendido que el respeto es la base de todo y no sólo al prójimo sino a uno mismo. El gran río Mekong se muestra imponente abriéndose paso por la espesa selva Laosiana, las pequeñas barcas recorren sus corrientes deslizándose como pececillos azules de un extremo al otro, al cruzarlo me siento inmerso en la naturaleza que me rodea y me doy cuenta que yo formo parte de ella y tu formas parte de mí y ambos de un todo, somos una fusión de cuerpo y espíritu; cuando te beso, cuando te abrazo, cuando te observo, cuando te hablo, cuando te pienso, soy yo tratando de que seamos uno mismo en diferente lugar. Por eso te quiero, porque no me complementas ni yo te complemento,  sino que ambos formamos un nosotros que nos vuelve uno sólo.
                                                                                                                       
                                                                                                                                                    FABO

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