A mi tanto que me gusta verte
y tú escondida en todas partes,
en el fulgor de la mirada de una niña,
en el fraguar de la mirada de un anciana.
A mi tanto que me gusta escucharte
y tú hablando por lo bajo en todas partes,
en el eco de los pasos de un museo,
en el vibrar de las cuerdas de un concierto.
A mi tanto que me gusta olerte
y tú dejando tu fragancia en todas partes,
en el aroma que despunta con el alba,
en la esencia que llega tras la lluvia.
A mi tanto que me gusta probarte
y tu brindando tu sabor en todas partes,
en lo dulce de llevarte en mi memoria,
en lo amargo de saberte tan lejana.
A mi tanto que me gusta sentirte
y tú cediendo tu tacto en todas partes,
en la suavidad de las sábanas aun tibias,
en lo ríspido del juicio cuando callas.
FABO