y el sigilo de un nuevo día
se siente entrar por la ventana
con sus tímidos rayos áureos.
Atardece
y el día mira su plenitud
escondido en los pasos firmes
de un mundo en movimiento.
Anochece
y todo cae en un sopor nocturno
mientras la nubes acarician
un rostro suave de un pálido blanquecino.
Mientras todo eso sucede
la hoja en blanco me aguarda desafiante,
y yo con más firmeza en el corazón que en la pluma,
te escribo....
FABO
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