Siento tus manos cubrir mi rostro
como pétalos que caen sobre la hierba
con el pasar de las estaciones
hasta volver la primavera.
Puedo hablar de aromas dulces
y recuerdos amargos,
enamorado de ambos
porque ambos son tú.
La luz tenue me ilumina por completo
y el manantial de tu mirada
sacia la sed de mi anhelo
con la impaciencia de un niño.
Llegas tan inoportuna
y yo que te espero desde hace tiempo,
cómo se explica un sueño que no se tiene al dormir,
cómo hablar de una vida que no se vive por sí mismo
Será que tu voz resuena impaciente
y yo me niego a escucharla
con mis oídos necios
con mi resignación obtusa.
Será que estoy enamorado hasta de tu sombra
y tal vez ella se enamoró de mí,
y mientras tú caminas por otros lares
ella me besa escondida en el sol de la tarde.
Sé que tú no estás
y sé que no estarás más,
pero a mí nadie, ni Dios mismo,
me quita la esperanza
de verte algún día, pasar por la calle.
FABO
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