lunes, 29 de mayo de 2017

Advertencia...

No me dejes seguir,
te lo pido con el corazón en la mano
con la emoción a flor de piel,
con la maldición que me espera.

   No me dejes tocar tu piel suave
   y que mi nariz respire tu aroma,
   que mis labios prueben tus besos,
   que mi cuerpo se acostumbre a ti.

        No me des la oportunidad
        de dañarnos,
        de amarnos, tanto,
        que todo termine en crueldad.

  No cedas a mis palabras
  que no quiero ceder a las tuyas,
  ¿qué fin tiene todo esto?
  si ambos sabemos el triste final.

      "Es natural", me dices,
      yo pienso sólo en el maldito destino
      con la voz dentro de mi cabeza
      que me dice "calla al corazón".

  Finjo que todo está bien,
  pero las sombras me conocen mejor,
  aún me alimento de las sobras de una vida
  lastimera y revoltosa.

       No nos queramos,
       te lo pido, te lo ruego,
       no caminemos juntos por la playa
       al fin que el mar borrará nuestras huellas.

Evitémonos esto,
no es conveniente,
al final sólo quedarán huecos,
desesperanza y fallida ilusión.

     No sigas, que no seguiré
     sigamos... y atengámonos a las consecuencias,
     es nuestra última oportunidad,
     es nuestro último aliento.

No quiero que después
me digas que no tenías noción,
te lo advierto de una vez,
no nos queramos más.

      Si es así, ven a mi lado,
      la condena está escrita y
      la sentencia por cumplirse,
      anda, vamos a amarnos
      al fin que será por última vez.

                                                                                                       FABO

     

sábado, 27 de mayo de 2017

Al lector mi confesor...

No quisiera vaciar tu recuerdo en simples letras que no darán mérito al sentimiento encerrado en cada una de ellas. Tampoco busco la justicia a mano propia en la que te juzgo a frases y te sentencia a puntos finales. La verdad sólo pretendo expiar mis culpas; acúsome lector que he pecado, de pensamiento, palabra, obra y omisión. De pensamiento por no alejarme de tu recuerdo ni un instante, por pensar en tu buena o mala fortuna, por descubrirme caminando a ninguna parte por que ha sido tu memoria la que llevaba mis pies, y como siempre me deja abandonado al final de la calle sin un rumbo fijo. De palabra por haberte dicho tantas veces, te amo, tanto... que el habértelo dicho en esas cantidades podría sonar a blasfemia, por decir que te apoyaba y porque en verdad lo hice, por hablarte al oído mientras dormías y susurrar un te quiero artero para que se clavara directamente en tus sueños y en tu conciencia. De obra, porque cuanto estuvo en mis manos hice por ti, y créeme que no es reproche, cada pequeño paso, cada logro en mi vida lo hice por ti, por nuestro mañana y por nuestro futuro, lo malo es considerar un futuro escrito cuando debemos saber de la poca certeza que nos da, tan ingrato él, que nos deja hacer planes y al final todo se va perdiendo tras la niebla que despeja a su antojo. De omisión, creo que son mi mayor falta, por omitir tus desdenes y tu hipocresía, por omitir tus faltas y buscarte perfecta, por omitir tu humanidad pensándote divina, por omitir mi conciencia buscando entrar en la tuya, por omitirme a mí dejando que me omitieras. Esa es mi confesión, y acepto en el transcurso de este escrito mi pena, tal vez la sentencia sean diez canciones de Sabina y un poema de Benedetti, o dos horas de Serrat y tres libros de Onetti, igual y es más tranquila y son tres canciones de trova y una lectura ligera, digamos Cortázar o Borges, (es claro que esto último es una ironía). Sin embargo, cumpliré mi sentencia cabalmente, para expiarme de ti, y de todo aquello que no eres tú, es momento de redescubrir la fe que había perdido en mis dedos y en mis manos, hasta en mi inspiración. Será que el amor se regocija de llevarse lo mejor de nosotros para alimentarse y al final, nos deja más pobres de todo, pero más fuertes... mucho más fuertes. Si a mí de pequeño me lo hubieran advertido, estoy seguro de que, aun así, me hubiera subido a esta montaña rusa... como seguramente lo haré mañana.

                                                                             FABO   

jueves, 11 de mayo de 2017

Lo que más me gustaba...

Lo que más me gustaba
era sostener tu mano
cuando tu mirada al vacío
me recordaba que no estabas aquí.

     Lo que más me gustaba
     eres sentir tu aroma inconfundible
     que dejaba su recuerdo en mis ropas
     y en mi piel.

 Lo que más me gustaba
 era tu reír escandaloso,
 tu sonrisa de labios rosas,
 tus pequeños gritos de alegría.

   Lo que más me gustaba
   era tu glamour innecesario,
   el maquillaje perfecto,
   el vestido perfecto,
   todo perfecto, sólo para salir
   a ninguna parte.

        Lo que más me gustaba
        era tu falsa fortaleza,
        tus lágrimas ocultas,
        tu necedad disfrazada de carácter.

 Lo que más me gustaba
 era quererte,
 esperar con ansias el verte
 y besarte,
 aunque fuera de a poquito
 pero besarte.

     Lo que más me gusta
     es haber amado con ganas de hacerlo,
     entregando todo de mi
     y descubrir nuevas formas de querer,
     todo gracias a ti.

Lo que más me gusta
es ser yo
bajo cualquier circunstancia,
a pesar de que eso haya sido
lo que menos te gustó.


                                                                                FABO