No me basta
con tomar tus manos por la mañana,
pues me dejan sintiendo su ausencia
hasta muy entrada la madrugada.
Las pocas horas que pienso en ti
me son insaboras,
me falta paladear
hasta los más ínfimos
y suculentos segundos de tu recuerdo.
Me es tan poco el alivio que me das,
éstas penas por ti me desahucian
y tu exiguamente me miras de reojo
para liberar un poco de agonía.
La sed de tus besos mata,
pues las pocas gotas que derramas
sobre mis labios secos
se sienten tortura, más que bendición.
La melodía de tu voz no me basta,
quisiera escucharla siempre y todo el tiempo,
en las conversaciones ajenas,
en la radio,
en mi mente.
Soy tan pobre de ti,
y tu tan opulenta millonaria,
si me dieras un poco más, solo un poco,
tal vez,
no estaría yo tan inconforme.
FABO
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