martes, 13 de septiembre de 2016

Esto está jodido....

¡¡¡Esto está jodido abuelo!!!, de verdad que lo está... Solté con coraje, las palabras me lastimaban como navajas al salir por mis labios aún más lastimados por sus besos.

El abuelo sólo me miró, con esa mirada penetrante tan de él, con esa mirada de sabiduría eterna encerrada en dos pequeñas pupilas negras, como una cueva llena de tesoros escondidos... Es gracioso, sabes, me he dado cuenta que por amor se dicen más blasfemias que palabras de cariño, me causa intriga cómo un sentimiento tan puro puede en momentos sacar lo peor de nosotros... será que llega un momento en el que uno ama tanto que tiene que ocupar cuanta palabra tenga en su léxico para poder expresarlo, un "Jodido" puede encerrar un te amo más sincero que un "Te amo", tal vez eso es lo que llaman ironía, o tal vez yo no estoy comprendiendo a qué te refieres cuando llegas a ésta, que es tu casa, en medio de la noche fría y con lluvia, a sacarme de la cama y lo primero que salga de tu boca no sea un "abuelo buenas noches" o un "disculpa la hora", no... lo primero que sale de tu boca es una blasfemia artera y sin razón, a menos claro... que ésta haya suplido una palabra de cariño... de cariño por ella, claro, no por mí. 

Lo miré fijamente, ¿Qué no me comprendía? me estaba muriendo por dentro y él dándome lecciones de gramática amorosa, a veces me molestaba tanto su calma y sapiencia.

Tienes razón, disculpa abuelo, me marcho para no molestar más. Él torció la mirada y puso su mano en mi hombro cuando me disponía a salir por el marco de la puerta. Y de nuevo vuelves a tener cinco años, si no es como tú lo esperas, no es y ya ¿verdad?, anda pasa y sécate, aquí lo sabes de sobra no molestas a nadie a menos de que Áureo se moleste por tu presencia, pero no creo, él duerme más que yo; me encontraste justo en medio de una historia de H.P. Lovecraft, nada mejor para leer con este clima. Entré y dejé mi chamarra en la silla del comedor, y era verdad, Áureo estaba acostado en la alfombra entre los sillones, supongo que era su lugar favorito; desde que lo recuerdo de cachorro se duerme ahí cada noche, ese perro siempre me ha hecho feliz, no sé por qué, pero lo veo y lo quiero... perro tonto, como lo quiero...

Bueno y dime, ¿por qué "esto está jodido"?, ¿de qué "esto" estamos hablando y que tan "jodido" está?... Es mi prometida, voy a romper el compromiso con ella, no nos entendemos, ella no ve las cosas claras, siempre me marca todos los errores que tengo, mi dispersión, que no tomo la vida en serio... en fin, parece que soy más causa de contrariedades que de felicidad, yo la amo claro, pero ¿cómo estar con alguien que te ve tantas cosas negativas, que te remarca aquello que uno ni siquiera nota?, ves cómo está jodido, no puedo más con esto... Yo hablaba con tal velocidad que ni siquiera podía entenderme, las manos me temblaban, el coraje recorría todo mi ser. El abuelo me escuchaba desde la cocina donde me servía un carajillo; es curiosos pero la primera vez que probé uno fue con él, era tal vez su tónico misterioso que todo lo resolvía, desde una indigestión hasta un desamor...

Anda bébelo, necesitas entrar en calor... Ahh... el que inventó este elixir debe de tener su lugar seguro en el cielo... ¿Está bien? ¿le hace falta licor?... Carajo... "¿le hace falta licor?"... ¿es en serio?... le acabo de decir que romperé mi compromiso de matrimonio y al abuelo sólo le preocupa su estúpido carajillo... Sí, está bien... Dio un pequeño sorbo y me miró fijamente sin decir nada, yo esperaba impaciente su respuesta, que dijera algo, nadie nunca me ha ayudado como él... Pues... siendo así, con todo lo que me dices me da gusto que rompas con esa relación tormentosa que parece no les dejará nada bueno, tienes razón, esa mujer es un ogro y no te conviene, yo no sé qué le viste... creo que es lo mejor hijo, mujeres hay muchas, ya vendrá la indicada... Me quedé en shock, ¿cómo podía decirme eso?, él la conocía muy bien, siempre me había dicho que le agradaba, ¿cómo podía decir eso en éste momento?, ahora no sabía con quién estaba más molesto, con ella... con él... conmigo... definitivamente esto está jodido... el abuelo de nuevo tomó un sorbo y miró por la ventana, me sentí sólo, completamente sólo... también fijé mi mirada en la lluvia, por la ventana los rayos iluminaban por un instante todo, como un día de un segundo, los truenos se escuchaban estruendosos. A ella siempre le daban miedo las noches así...

Yo la quiero... tú fuiste el primero en saber que le pediría matrimonio, ¿Cómo puedes hablar así de ella?, tal vez soy yo un testarudo, será que no me gusta verme como soy en realidad, aunque ella no es una santa claro, pero la cabeza me da vueltas, de verdad que la quiero, pero no sé si sea mi futuro, ¿o sí lo sé?, a veces la quiero tanto que me duele, supongo que por eso sé que la amo... el amor duele ¿no?... sino cómo se sabe que se ama, pero hay veces que yo no la entiendo, me quiere un día y al otro no, ¿Qué debo hacer?... No pude decir más, llevé mis manos al rostro y sentí como las lágrimas buscaban escaparse entre mis dedos... ¿Hijo dime algo... tú la amas?...Claro que la amo... ¿Con todo y sus defectos?....Sí, ella es perfecta para mí, a veces no la entiendo y otras tantas de verdad que me saca de quicio, pero siempre la amo... ¿y ella te ama?... No sé... Claro que lo sabes... Yo creo que sí me ama, siempre me ha apoyado, me ayuda a mejorar y en los peores momentos sólo me abraza y con eso el mundo mejora... ¿Entonces?... Entonces, soy un tonto, una simple discusión no puede más que nuestro cariño, gracia abuelo siempre sabes qué decir... Pero yo no he dicho nada, todo lo has dicho tú. Sabes bien que yo estimo mucho a tu prometida, ella es linda y agradable, pero sólo tú la conoces de verdad yo no podía decirte lo buena o maravillosa que es, que no la dejaras y aventaras todo por la borda, eso sólo lo puedes saber tú, y me da gusto que recapacitaras. Ya te tocará ser abuelo y espero que entiendas que el dar un consejo no es decir las cosas que se deben hacer, dar consejo es ayudar a otro a ver la luz... Al terminar de hablar me abrazó y yo me sentí de nuevo ese niño de cinco años en sus brazos, me liberé por completo y solté mis lágrimas en su bata como si de un paño removedor de penas se tratara. Terminé mi carajillo y le dije cuánto lo quería, tomé mi abrigo y salí por la puerta.

Pasaron dos meses y tuve una boda increíble y feliz. El abuelo nos dejó tres meses después.

Pasaron más de cincuenta años desde aquel suceso. Una noche cerca de las dos de la mañana sonó la puerta de mi casa, bajé a ver quién podría ser a esas horas de la madrugada; era mi nieto, abrí la puerta y al verlo me dijo... Esto está jodido abuelo!!!... Yo sonreí y lo tomé del hombro... Pasa hijo, siéntate, prepararé un carajillo...          

                                                                                                                      FABO

No hay comentarios.: