No quiero que te vayas,
no quiero un mundo sin tu alegría,
sin tu paso suave en un andar tranquilo,
no quiero una noche llena de estrellas
en la obscuridad de tu ausencia.
No quiero que te vayas
y te lleves el aroma a bosque templado,
que me despojes de atajos a la felicidad
y me dejes parado al borde del abismo.
No quiero que te vayas
para buscar algo que no entiendes
que tengo de sobra para darte.
No quiero que te vayas,
no te lleves la figura de gacela,
tu suavidad de pétalo,
la mirada nerviosa,
mi sonrisa sincera.
No quiero que te vayas
porque la vida se queda,
porque el corazón se queda,
porque todo me dejas de ti
llevándote todo de mí.
No quiero que te vayas
dejándome los recuerdos intactos
y el alma destrozada,
no me dejes las promesas sin cumplir
mientras murmuras un "lo siento".
No quiero que te vayas,
pero si así lo has decidido
me marcho yo también
para encontrarnos algún día
en éste inmenso mundo.
FABO
miércoles, 30 de marzo de 2016
viernes, 11 de marzo de 2016
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Me gusta ver su sonrisa clara
como cielo sin nubes
que llama a una promesa
de que será no solo un gran día,
sino una gran vida.
Me gusta la promesa que es usted,
que se cumple cada día,
que se renueva cada noche
y yo
le creo.
Me gustan las noches a su lado,
no son frías ni cálidas,
son el equilibrio perfecto
entre un sueño y un anhelo.
Me gusta prepararle un café
y ver la línea delgada de humo
que como yo
le busca.
Me gusta quererle
y a veces me pregunto por qué lo hago
sin embargo, la respuesta siempre es la misma
"¿por qué no hacerlo?".
Me gusta el calor de su piel,
el candor de sus palabras suaves,
los labios que besan hasta el alma,
los sonidos de bosque estelar que emanan
como una fuente de delicias auditivas.
Me gusta usted
porque es un delirio
que espera ser vivido
tal vez por
un año
una tarde
un segundo
una vida.
FABO
como cielo sin nubes
que llama a una promesa
de que será no solo un gran día,
sino una gran vida.
Me gusta la promesa que es usted,
que se cumple cada día,
que se renueva cada noche
y yo
le creo.
Me gustan las noches a su lado,
no son frías ni cálidas,
son el equilibrio perfecto
entre un sueño y un anhelo.
Me gusta prepararle un café
y ver la línea delgada de humo
que como yo
le busca.
Me gusta quererle
y a veces me pregunto por qué lo hago
sin embargo, la respuesta siempre es la misma
"¿por qué no hacerlo?".
Me gusta el calor de su piel,
el candor de sus palabras suaves,
los labios que besan hasta el alma,
los sonidos de bosque estelar que emanan
como una fuente de delicias auditivas.
Me gusta usted
porque es un delirio
que espera ser vivido
tal vez por
un año
una tarde
un segundo
una vida.
FABO
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