martes, 3 de septiembre de 2024

El sueño...

El sueño siempre era el mismo: yo, sentado a la orilla del río, veía un pez gigante, negro grisáceo, con ojos tan expresivos como los de un niño, que me rogaban por algo que no lograba entender. Sus escamas brillaban como plata sin pulir, y los filamentos sobre su boca parecían ser unas delgadas manos suplicantes. Yo solo podía verlo cruzar por el río, casi tan negro como él. Sus movimientos, tan violentos y calculados a la vez, me causaban fascinación y terror al unísono. Al despertar, me miraba al espejo con una fina capa de sudor, y me preguntaba si realmente no era el agua del río sobre mi rostro, salpicada por alguno de los movimientos del pez. Fueron seis noches seguidas con el mismo sueño, pero en la séptima algo cambió: el pez se acercó, como acechándome. Me miró con esos ojos enormes y se detuvo justo frente a mí. La luna reflejaba algunos de sus rayos en sus escamas, y estas, a su vez, sobre mis ojos. Sentí su mirada pesada, oscura y severa. Me quedé inmóvil y expectante. Por un instante, parecía que iba a decirme algo, y justo en el momento en que se disponía a articular algún sonido, un trueno estruendoso me despertó, devolviéndome al silencio de mi habitación. La lluvia sonaba como canicas estrellándose en el piso. Me asomé por la ventana y, al ver mi reflejo, identifiqué esa mirada melancólica. Pude ver mi sombra bajo la luz de la luna, pude sentir el río, pude encontrar mi camino.

El sueño siempre era el mismo: yo, nadando por el río. Un hombre, no tan joven, delgado y con barba, me observaba temeroso, impresionado y algo atónito desde la orilla. Yo lo miraba con pesar y duda; parecía perdido. Traté de hacer un movimiento a manera de saludo para que entendiese que no quería hacerle daño. Él solo abrió más los ojos, mirándome detenidamente. Algo no me hacía sentir tranquilo, así que agité mi cuerpo, tratando de hacerlo huir. Al despertar, seguía en la cueva, viendo mi reflejo en los cristales que allí se formaban. Mi rostro estaba algo alterado, y una aleta parecía llena de un poco de lodo. Por un momento, pensé si realmente no era lodo de la orilla del río que había quedado en mí al moverme tan bruscamente para espantar al hombre. Fueron seis noches seguidas con el mismo sueño, pero en la séptima algo cambió: me aproximé al hombre muy cerca de la orilla; esta vez no tendría miedo. Me detuve justo frente a él. Había una luna llena que hacía brillar mis escamas, y traté de llamar su atención reflejando los rayos en su rostro. Lo observé fijamente y, en el preciso momento en el que me disponía a hablarle, un trueno estruendoso me despertó, devolviéndome al silencio de la cueva. La lluvia sonaba como canicas estrellándose en la superficie. Me asomé hacia un cristal y, al ver mi reflejo, identifiqué esa mirada melancólica. Pude ver mi sombra bajo la luz de la luna, pude sentir el río, pude encontrar mi camino.


                                                                                                                              FABO  

miércoles, 4 de octubre de 2023

Si no pensara en ti...

Si no pensara en ti, ¿entonces en qué pensaría?
Malgastar mis pensamientos en filosofía
o ingeniería,
créeme, amor mío,
buena vida no sería.
 
Si no pensara en ti, ¿entonces en qué pensaría?
En la vida y en la muerte,
o que mi esencia trascendería,
la verdad es que para mí
sería una tontería.
 
Si no pensara en ti, ¿entonces en qué pensaría?
Que la noche está estrellada,
que el viento soplaría,
que el día está soleado,
¡qué gran antipatía!
 
Si no pensara en ti, ¿entonces en qué pensaría?
Sería un vacío constante,
sería plena agonía,
sería vivir una vida
que jamás yo viviría.

                                                  FABO

jueves, 24 de agosto de 2023

La libreta vacía

A veces, cuando miro una libreta vacía,
me dan ganas de llenarla de tus recuerdos,
aunque me pregunto si sus hojas serán suficientes
para vaciarlos de uno a uno.

   Una hoja, una letra, una palabra,
   una línea, un recuerdo, un suspiro,
   un trago, una memoria tullida,
   otra página.

Las letras se confabulan y se acomodan
proyectando imágenes que no son preceptíbles
para ningún ojo
pero sí para cualquier alma.

  Los párrafos se aglomeran
  y forman edificios burocráticos
  con miles de formatos que llenar,
  sólo para recordar el color de tu vestido.

Un texto alegre y uno melancólico,
o mejor dicho, dos textos que parecen uno
que se funden en el vaivén de la nostalgia,
como el mar en calma que parece embravecido.

  La tinta se agota, así como las horas,
  así como la memoria, así como las manos,
  así como la pluma,
  así como el papel.

La noche muere como la libreta,
la mañana renace y curiosamente
a poca distancia, miro una libreta
y me dan ganas
de llenarla de tus recuerdos.


                                                          FABO

miércoles, 5 de julio de 2023

La fugitiva

Ella se escapa de todo,
de los besos más afables,
de los brazos más amables
de los pantanos de lodo.

  Ella se escapa de todo,
  de las noches más serenas,
  de los cantos de sirenas,
  de los recuerdos en el recodo.

Ella se escapa de todo,
de la mirada furtiva,
de la tempestad que castiga,
y de todo lo que no sea su modo.

  Ella se escapa de todo,
  de ella y de su sentir,
  de ella y su vivir,
  ella se escapa de mí.

                                                              FABO


lunes, 26 de julio de 2021

Dicen...

Dicen que las madrugadas no existen
sino hasta que uno ve el amanecer
reflejado en tu mirada.

           Dicen que uno no sabe de melodías
           sino hasta que escuchan tu risa a lo lejos
           o cuando hablas susurrando.

  Dicen que uno no ha probado un manjar
  si no ha robado, aunque sea un solo beso, 
  de tus dulces labios.

Dicen que uno no sabe de calma
si no se ha recostado en tu regazo
y sentido tú palpitar en su oído.

      Dicen que la esperanza es verdadera
      sólo cuando la han visto
      a través de tus ojos grandes.

Dicen que la nostalgia
se siente solo al recordarte
y aún a la distancia, reconfortas.

    Dicen que eres tú, todo aquello
    que el universo destinó para mi,
    sin siquiera pedirlo, sin siquiera notarlo.


Y sabes qué... 
                          tenían razón.


                                                                                                                  FABO
 

lunes, 22 de febrero de 2021

En azul...

Me gusta verla en azul...

Y no sólo me refiero en ese hermoso vestido entallado a su linda figura,
me refiero a ese azul eléctrico de relámpago escapando a media tormenta,
intempestivo y enérgico, 
con ese fulgor resplandeciente 
que por un momento lo ilumina todo.

En ese azul profundo de mar en calma,
lleno de promesas y esperanzas,
que medita su pasado y anhela su futuro.

En ese azul claro de cielo despejado,
que da paso al calor de un sol de verano,
ese que brinda respuestas sin siquiera tener dudas.

Me gusta verla en azul...

Ese aromático de lavanda azul,
que perfuma el viento y el alma,
que embriaga los sentidos
con su tenue color.

Ese de ventana en casa antigua,
que conoce su historia y la grita en su silencio
y uno que pasa a su lado
la escucha sin notarlo. 

Ese azul de seda fina,
que acaricia su piel al deslizarse suavemente,
invitando a un deseo 
que busca volverse promesa.

Me gusta verla en azul...

y en blue, le bleu, caerulio,  texotli, ch´ooh...

no importa el idioma, no importa el tono...

me gusta verla en azul.

                                                                                               FABO




 

sábado, 6 de junio de 2020

Vuelve a mí...

Sus manos recorren mi piel a la distancia,
el frío de su ausencia congela mis sueños
y los deja para después,
para cuando esté ella.

   La noche aluzada por el plenilunio
   me recuerda su pálida y tersa piel,
   y mi boca impura se renueva
   con sólo evocar su nombre en un suspiro.

 Será que la penumbra suena a violines,
 o será que es su voz la que suena a notas
 de un concierto en mi memoria.

    Tal vez sólo sea el recuerdo táctil
    de sus besos repartidos en mi espalda,
    de sus huellas dactilares en mi rostro
    o la idea de que ella aún me extraña.

Es gracioso cómo se siente un vacío
cuando estoy a milímetros de ella
y lo anhelo.

   Es gracioso cómo se siente un vacío
   cuando estoy a kilómetros de ella
   y me mata.

Vuelve a mí, mi bien amada,
 para que el corazón me lata,
 vuelve para que la sangre fluya
y por fin, me regrese el alma.

                                                                                             FABO