jueves, 29 de enero de 2015

Sin causa...

No hay explicación
                     ni motivo
                           ni razón.

         No hay un por qué
       ni en qué momento
    ni argumento.

  No podría darte un dato
             ni un fundamento
                            ni un origen.

               No existe móvil
           ni causa
       ni justificación.

      No hay un tiempo
                            ni raíz
                                ni pretexto.

                 No hay finalidad
            ni intención
         ni detonante.

      Pero yo
           te quiero...

                                                                                                             FABO

jueves, 22 de enero de 2015

Quisiera ayudarte...

Quisiera darte palabras
para que expreses lo que sientes,
quisiera darte artículos, sustantivos,
adjetivos, pronombres y verbos.

    Quisiera darte la mejor manera
    para decirle que la quieres,
    que lo extrañas,
    que se aman,
    que se olvidan.

               Me encantaría encontrar el verso perfecto,
               ese que hace vibrar el alma a través de la mirada,
               el que con no más de tres líneas
               cambia tu vida por completo.

   Me haría tan feliz, darte las armas para la batalla
   de estar enamorado,
   decirte la estrategia para entrar en su mente
   y permanecer intacto ante el ataque inminente
   de la sonrisa desconocida.

           Quisiera ayudarte para que tu soledad
           no sea tan desolada,
           para que su ausencia
           no sea tan ausente,
           para que su olvido
           no sea un martirio.

  Pero apenado te digo,
  que no he encontrado las palabras
  ni los versos,
  que no he encontrado las armas
  ni la estrategia.

       Sin embargo, si te ofrezco
       una memoria o un recuerdo
       una esperanza, un sueño sin sentido,
       te ofrezco que me hables como amigo
       como hermano,
       como reflejo,
       como fantasma.

  Que yo querido amigo,
  hermano, reflejo, fantasma,
  haré lo mismo contigo,
  y así  en los momentos más difíciles
  nos tendremos mutuamente.

                                                                                                                   FABO

miércoles, 21 de enero de 2015

Entre dar y tomar...

¿Cuánto le toma en recorrer la vida a un suspiro?
¿Cuánto toma llagar de un extremo al infinito?
Tal vez sea verdad que el tiempo se nos adueña
cuando decimos irónicamente, "me toma un tiempo".

      Y me toma un minuto
      y me toma un momento
      y me toma un instante
      y me toma la vida.

  Entonces cuando yo tomo algo...
  tomo un vaso de agua o de whisky,
  tomo las escaleras
  tomo el autobús
  tomo tu mano.

       ¿Quién se adueña de quién?
       o nos pertenecemos mutuamente
       en un mismo espacio,
       en un mismo tiempo,
       pero en diferente perspectiva.

  Será que todo el tiempo somos amos
  y esclavos;
  somos compradores y vendedores,
  somos lo que somos y no lo que queremos
  porque no nos tomamos a nosotros mismos,
  porque buscamos tomar todo lo demás.

       Yo pienso que las cosas cambiarán el día
       en que no sea yo quien te tome de la mano,
       ni seas tu quien tome de la mía;
       todo será distinto
       el día que ambos nos demos las manos.

                                                                                        FABO

viernes, 16 de enero de 2015

Máscaras...

Al salir del concierto la noche se encontraba sumida en su existir más profundo, la calle poco a poco se vaciaba de los asistentes y todo aquel bullicio que hubieran generado las pláticas retóricas y los pasos sin rumbo, se fueron apagando como se extingue la luz de una vela con el paso del reloj. Me gustaba disfrutar mi soledad en compañía, sentía cierto deleite en observar a las parejas discutir por trivialidades, ver cómo eran condescendientes entre sí afirmando conocer tal o cual obra, libro, persona, mundo, galaxia, constelación... para simplemente tornar los ojos admitiendo para sí mismos su poco conocimiento sobre todo, hasta de su persona. Yo no tenía ese problema, sólo hablaba conmigo y para hacerlo ni siquiera tenía que articular palabra alguna, era un monólogo interno, donde no podía ocultarme nada y me daba explicaciones que me debatía con fundamentos lógicos, que sonaría ilógicos al mundo. No necesitaba demostrar mi valía ya fuera con ropas finas o con regalos lujosos; yo era quien era en ese momento sin más que ocultar. Por fin me encontraba sólo bajo la luz que provenía del recinto hasta que éste cerró sus grandes y pesadas puertas tras un fuerte sonido al colocar los cerrojos, era como enclaustrar un alma noble entre cuatro paredes para mostrarse sólo en los momentos más sonrientes, mientras que los demás días son las lágrimas ocultas las que no paran de recorrer sus mejillas formando un río, un lago, un mar... Decidí comenzar mi regreso a casa con las melodías aún sonando en mi memoria, tarareando algún pasaje, disfrutando de aquel concierto de nuevo en mi mente. El frío se sentía como un soplo suave de lijas sobre el rostro así que metí mis manos en los bolsillos y al hacerlo sin querer tire las llaves de mi hogar al suelo, me detuve para levantarlas y fue entonces que noté que alguien me seguía sólo algunos pasos detrás. Giré el rostro apenas para alcanzar a observarla de reojo, sólo pude notar su silueta definida entre la obscuridad de la calle y la tenue luz amarillenta que daba la tímida iluminación de un poste a lo lejos, podía notar su figura de mujer, su cuello largo y fino, sus brazos delgados y su cadera ondear al caminar despacio; permaneció inmóvil mientras yo me reincorporaba lentamente. Como si nada continué mi camino, sin embargo sentía sus pasos tras de mí como si quisiese acercarse pero algo se lo impidiera. Después de avanzar una cuadra decidí dar media vuelta y pararme frente a ella, se encontraba aún lejos para poder reconocerla, o tal vez llevaba alguna especie de velo negro que no me permitía ver su rostro con claridad. Comencé a caminar hacia ella con un paso tranquilo, "Buenas noches señorita, disculpe, ¿la conozco?, ¿puedo ayudarle en algo?"  le dije con una voz firme pero gentil mientras me aproximaba, ella negó con la cabeza y comenzó a cercase al mismo paso que yo. Poco a poco la distancia se reducía y entonces pude notar como su rostro se veía claro, los ojos un tanto rasgados y grandes, la boca delgada, el rostro pálido un poco ovalado, el cabello ondulado de un café obscuro y la nariz recta... era ella. Hacía tanto que no la veía; por un momento la impresión y el gusto se notaron en mi sonrisa y justo cuando iba a pronunciar su nombre pude ver como se quitaba aquel rostro como si hubiera sido una máscara que tiraba al piso. No podía entender que era lo que sucedía, se acercó otro poco y pude notar que su rostro era diferente; ahora tenía los ojos ovalados y más pequeños, su rostro afilado de un moreno claro, el cabello negro rizado, los pómulos redondos y prominentes mostrando esa boca pequeña y rosada. De nuevo era ella, la que hacía tanto tiempo había querido. En ese momento no podía comprender que era lo que sucedía y para mi horror, volvió a quitarse esa máscara con un desdén que heló mis huesos. Ahora sus ojos redondos color avellana me miraban fijamente, de nuevo el cabello rizado pero ésta vez más corto y rojizo, su rostro claro y la boca un poco gruesa bien definida. Me detuve como un acto reflejo, de nuevo un amor de hace tiempo. ¿Qué sucedía?, ¿era acaso un espejismo o una ilusión?, tal vez era un sueño o mejor dicho una pesadilla. También detuvo su paso y colocó sus manos tras su cabeza quitándose esa personalidad de un sólo golpe para mostrar la siguiente máscara. Apareció un rostro redondo de ojos grandes, negros, el cabello un poco ondulado de color castaño obscuro que llegaba hasta sus hombros, las mejillas algo abultadas y rojizas, con una sonrisa amplia. Sentí cómo su mirada recorría cada parte de mi expresión incrédula, claro que la recordaba, cómo no hacerlo si fue motivo de mil desvelos, de sentimientos encontrados, de un antes y un después en mi vida. Esa mirada fue rápida pues tomando el cabello se despojó de aquel rostro para dar paso al siguiente, un rostro delgado de cabello negro lacio y largo, los ojos pequeños un tanto rasgados y de un negro profundo, la boca muy fina de color rojo, la seriedad inundaba su expresión junto con la mía, me observo con su mirada fuerte y severa por un tiempo, bajó la mirada súbitamente; al levantarla, una nueva persona se asomaba en ella, su piel morena y los ojos grandes, redondos, negros y expresivos, la nariz pequeña a juego con una boca gruesa de labios carnosos absolutamente seductores pintados de un rojo intenso, tan intenso como ella, el cabello largo, absolutamente negro, obscuro como la noche, me contempló con un aire desafiante y yo sostuve la mirada de forma retadora, era ella, la de una lucha eterna, la que había desgastado mis manos de tanto escribirle, la que había tomado todo de mí y nunca más apareció de nuevo llevándose mi última esperanza de creer en el amor visceral y bohemio. Se acercó lentamente hacía mí, mientras yo permanecía estático; en éste punto poco importaba ya lo que fuera a sucederme. Se colocó justo en mi espalda y susurraba en una mezcla de voces, como si el tono, el color, el sentimiento fuera variando, unas veces tierna y afligida, otras en forma de reproche y hasta con odio, otras tantas indiferente y fría. Caminó y al estar frente a mí pude ver su nuevo aspecto; ahora su tez blanca, con el rostro muy delgado, los ojos claros casi verdes o miel, su sonrisa inocente se presentaba mientras su mirada seductora se clavaba dentro de mi ser, sentí como el calor recorría mi cuerpo y me abandonaba a lo que ésta presencia fuera, tal vez un demonio o un ángel. No podía más, empleaba las últimas fuerzas de mi cordura para permanecer en pie. Colocó sus manos sobre mis ojos, enfundadas en unos guantes negros de terciopelo, y al retirarlas pude observar mi rostro de frente, los mismos gestos, la misma incredulidad; la expresión tanto de asombro como de terror, y lentamente, como si fuera el vapor que emana del agua caliente, se fue desvaneciendo hasta quedar en un vacío absoluto, una obscuridad más profunda que la noche, que el hoyo más recóndito sumergido en los mares, que mi propia conciencia desvalida. Sentí mi cuerpo helado, rígido, ella se dio la vuelta y siguió por el camino que antes había recorrido hasta doblar en una esquina donde desapareció por completo. Yo permanecía absorto, sin comprender qué era lo que había sucedido, coloqué mis manos frías sobre mi rostro, lo sujeté con fuerza y tiré de él; pude sentir como  se desprendía de mí esa máscara que tiraba al piso, la vi rodar a mi lado, con su expresión vacía. Por un momento no supe que hacer, cómo reaccionar. Volví a colocar mis manos dentro del abrigo recuperando la calma, tomé de nuevo mi camino y pensé... "Ahora soy yo, el recuerdo de alguien más".

                                                                                                  FABO

jueves, 8 de enero de 2015

Un nuevo destino...

Lo más inquietante no era el hecho de estar sentado en el sillón de piel negro, desgastado y con esa apariencia de haber sido adquirido en una venta de segunda mano; tampoco lo era el hecho de ver el piso de madera sin pulir, con un aspecto de haber sido pisado por más de cinco décadas sin siquiera haber conocido las cerdas de una escoba o un triste trapo algo húmedo, sin embargo, su imagen iba de la mano con los muros grises , sombríos y llenos de cuadros opacos, los cuales han perdido ese resplandor artístico que alguna vez ostentaron, eran la muestra de algo grande venido a menos, como un mero recuerdo de sí mismos. Al tomar conciencia de mí, pude notar el pantalón de vestir negro y los zapatos en punta del mismo color, la camisa blanca sin dos botones abrochados, el abrigo negro y el reloj a juego; sentí un cigarrillo en la mano derecha, a pesar de no haber fumado en años, y pude notar el aroma algo húmedo de la habitación que se mezclaba con el humo de aquel cigarro. Decidí recostarme un poco en el sillón, dejando caer sobre él toda la pesadez de mi alma, con todos los recuerdos intactos hasta la una de la mañana. Podía ver claramente, como si se proyectara en una sala de cine, todo lo sucedido hasta ese momento. Recordaba el haber pasado por ella en mi automóvil gris, ir vestido con un traje azul obscuro y una corbata de moño a juego; la recuerdo vestida de negro, con un abrigo grisáceo, el cabello lacio suelto y su ojos verdes resplandecientes que brillaban a manera de invitación a un juego peligroso bajo la luz de la calle. Recuerdo haber llegado al restaurante "Il Sogno" y pedido dos copas de vino rosso, a su vez aún recuerdo claramente la delicada voz de la camariera que me respondió con una sonrisa seductora prego, buonasera al terminar de ordenar y pronunciar grazie mientras la miraba fijamente. Recuerdo la discusión que tuvimos, las cosas hirientes que se dijeron en un tono bajo, no hubo gritos y ni malas palabras, no hubo escándalo ni siquiera rostros de furia, sólo indiferencia; fue una discusión clara, plana, sin sentimiento. Era obvio que ninguno de los dos sentía pasión por el otro. Todo terminó como si hubiéramos firmado un contrato de venta empresarial. Un pequeño dolor aquejo a mi pecho, sin embargo creo que fue más por el hecho de no saber qué paso debería de tomar ahora, más que por la partida de quien en algún momento fue mi vida y motivo completo, o tal vez fue la desilusión de ver aquel espejismo que soñé como un motivo excelso, reducirse poco a poco en una realidad tan humana, tan de siempre. Creo que para ella fue lo mismo, o tal vez ya lo había sido desde hace tiempo y no había tenido el valor para decirlo sino hasta ahora. Al salir ambos nos miramos fijamente, ni siquiera pudimos besarnos, ni un adiós o un hasta pronto; la mirada lo dijo todo, fue como dar un último vistazo a un sueño realizado pero mal logrado, fue como ser un niño y abrir un gran regalo en navidad para descubrir que era justo lo que no querías. Recuerdo haber caminado al lado opuesto del que tomó ella, recuerdo haber girado para ver como se alejaba, recuerdo que ella no volvió la vista atrás. Fui por el carro y maneje por un par de horas a un destino incierto, y después de eso no recuerdo nada más. Será que tal vez ella era quien le daba sentido a una vida que no tiene ningún sentido en sí misma, quizás era ella quien creaba y almacenaba esos recuerdos en su memoria y yo terminaba siendo una proyección, una mera imagen y siendo así poco importa en donde me encuentre, con que ropa o con quien, eso era lo verdaderamente inquietante, el haber despertado en mí cuando dormí tanto tiempo en ella. Volví a dar una fumada de aquel cigarro y sentí como el humo penetraba en mis pulmones, ahogándome, inundándome con sus múltiples toxinas, y aun así dotándome de una libertad que me hacía sentir más vivo que nunca. Apagué el cigarrillo en un pequeño cenicero colocado sobre una mesa junto a la ventana; pude ver que comenzaba a amanecer. Salí de la habitación y el frío rápidamente buscó su camino entre mis ropas y mi cuerpo, ni siquiera pude hacer una mueca de disgusto, metí las manos en los bolsillos del abrigo y gire en busca de mi auto; lo puse en marcha y me enfile hacia la carretera vacía, tomé rumbo a la derecha no sé por qué. Aún no recordaba nada y tal vez era lo mejor, era el momento de dejar todo atrás, tal vez era el momento de forjar un nuevo destino.

                                                                                     FABO

lunes, 5 de enero de 2015

The answer...

It´s raining,
everything stays immobile,
my thoughts leave me
and I notice that
they gone with you.

       Let me be real and honest
       like the wind blowing the leafs
       like the river making a whisper
       like your memories in my dreams
       real just like you
       in other place, in other time.

 I´ll try my luck around the world
 looking for you in other faces, in other lips,
 hearing your voice in other lenguages
 feeling your skin in some one else.

      May be I´ll find the answer
      for all the stupid questions
      the simple answer that let me think,
      than let me breath
      that let me be me.

Who's on your side
 and who´s on mine,
or may be, everything it´s against us
and we only have each other.

      If you only have me
      and I only have you,
      the answer has always been
      us.

                                                                                                                              FABO