viernes, 15 de agosto de 2014

Cuéntame un cuento...

Recostados, viendo el cielo, ella me pidió que le contara un cuento; la verdad es que no sé muchos, y los que sé son los más conocidos por todos, así que comencé: "No había una vez, sino muchas, que las nubes bailaban y giraban dentro de un gran salón azul, en ellas se formaban las figuras del universo, desde peces hasta aves, desde rocas hasta estrellas. Todas podían cambiar de forma a su antojo y ser cualquier cosa que quisieran, pero existió una que encontró la forma perfecta, un figura tan bella que la portaba diario y todo el tiempo, las demás nubes pensaban que era extraño que no decidiera cambiar siendo que tenía un universo de posibilidades de ser lo que quisiera, pero ella decidió ser así, por las mañanas se levantaba y estiraba sus brazos, durante el día bailaba y sentía como la música que salía de las cuerdas en formas de rayos de sol llenaban su esencia y la hacían sentirse única. Durante la noche se recostaba cerca de la luna cubriéndose con un manto de estrellas que con su fulgor le brindaban ese calor reconfortante. Sucede que un día de lluvia, ésta nube decidió deshacerse poco a poco para llegar a la tierra, pues veía que había tanto por descubrir que no podía quedarse sólo en éste lugar, por más hermoso que fuera; es así que después de volverse agua observó a su alrededor, buscando alguna forma que le gustará y convertirse en ella, sin embargo, no encontró nada que le gustase así que tomó la forma que solía llevar cuando aún era nube, sabiendo que ahora sí, jamás podría adoptar otra forma diferente, se levantó lentamente y camino por el bosque. Un hombre que pasaba por ahí la observo y no pudo evitar amarla, así a primer vista; tuvo esa sensación de caer en un abismo, esa que se siente en el estómago, y su corazón palpitó rápidamente esparciendo esa emoción por todo su cuerpo, se sintió vivo por fin, dándose cuenta que había encontrado la causa de su existencia, se acercó lentamente y le hablo al oído, ella giro su rostro suave y lo miró fijamente, para ella ese sentimiento era algo nuevo y hasta cierto punto le atemorizaba un poco, pero no podía evitar sentirse de esa manera. No cruzaron ni una palabra pero hablaron por un instante desde lo más profundo de su ser. Ella se levantó y lo tomó de la mano, llegaron a un lugar abierto donde el cielo se miraba claro y profundo; se recostaron y mirando sus rostros tan cerca, ella le pidió que le contara un cuento."

                                                                                                                         FABO