sábado, 10 de mayo de 2014

22:45...

Miro el reloj y marca 22:45
y no sé de dónde ni por qué,
tu recuerdo llega y rodea todo cuanto toca
transformando mi mundo en tuyo.

     Recordé tu sonrisa de perlas blancas,
     tu mirada traviesa y seductora,
     tu cabello de seda,
     tu hermosa piel canela.

          Recordé tu aroma de rocío de verano,
          tus manos suaves como noches serenas,
          tu voz inconfundible entre los ruidos de mi vida
          y tu cuerpo tan bello de sirena.

  Recordé el día en que nuestras miradas se cruzaron
  el día en que compartimos nuestros sueños y desdichas,
  el día en que la pintura de tus labios dejó dibujado un beso en los míos,
  el día en que no te dije "adiós" sino "hasta luego".

         Recordé la tarde cálida con el vino en nuestras manos,
         el humo de manzana de aquel extraño cigarro,
         recordé tu fulgor bajo la luna llena
         y tu abrazo tan sincero para que no me fuera.

  Recordé tu llegada a mi mundo
  con todo lo que implicaba,
  recuerdo haber sonreído todo el día
  sólo por sentirte más cerca.

          Recordé la mañana donde te veías tan linda
          y compartimos la sal y la pimienta,
          recordé que las horas eran eternas
          por la espera de llegar a tu compañía.

    Recordé tu ausencia sin aviso
    la cual cada vez fue más marcada,
    tu silencio se volvió el común de cada día
    hasta ser algo que ya me lo esperaba.

           Recordé la sorpresa de aquella noche
           donde todo cobró sentido en un instante
           donde la vida me hablo de frente y tajante
           y no me quedó más que hablar del mismo modo.

   Recordé que te recuerdo todo el tiempo
  y que no hay hora del día en que no aparezcas,
  tal vez ya no como un grato recuerdo
  sino como la cruda realidad de tu ausencia.

       "Te quiero y no sé por qué"
        pensé mientras bajaba la mirada,
        sentí pasar la eternidad frente a mis ojos,
        miro el reloj y marca...  22:45.

                                                                                                                           FABO