miércoles, 27 de noviembre de 2013

Carta desde Frankfurt...

Hoy te escribo desde Frankfurt, aquí comienza a nevar y la temperatura desciende, el paisaje es hermoso con los árboles y las casas pintados de blanco, salgo a caminar y por un momento dejo de sentir mi cuerpo, tal vez sea mi espíritu que se marcha en tú búsqueda dejando mi cuerpo entumecido ajeno completamente a mí, eso me pasa a veces, me pierdo para irte a buscar. La ciudad es ordenada y hasta cierto punto sola, el río Main cruza sin ser molestado y la gente camina escondida dentro de sus abrigos, como pareciera que viven siempre, escondidos de la vida inmersos en la rutina que los domina. No dejemos que eso nos suceda, que la rutina no mate nuestra chispa que explota con solo mirarnos; he encontrado grandes amigos aquí que te apoyan bajo cualquier circunstancia, espero algún día presentarles a quien le escribo desde cualquier parte, sé que te agradaran de inmediato. Me gusta Frankfurt con todo y sus días helados, con todo y su lejanía, pero me gustaría más contigo aquí.
                                                                                                                                                   FABO

domingo, 24 de noviembre de 2013

Carta desde Roma

Ciao bella, hoy te escribo desde Roma la ciudad de calles empedradas y noches tibias, al recorrerla no puedo evitar pensar en ti y es que te pareces tanto a Roma, tienes ese cuerpo delgado y fino como las calles de la ciudad, uno puede perderse tan fácil en tu cuerpo y sin embargo cada rincón es hermoso, eres una fuente, una casa, una estatua, una plaza, etc. Eres cada cosa bella que he podido ver. La historia que se encuentra a cada paso es impresionante, las grandes columnas que antiguamente sostenían los edificios imponentes, o las esculturas ahora un poco deshechas por el paso del tiempo encierran esa mística de imaginarte en aquella época de grandes pensadores y artistas; a pesar de estar sólo me siento acompañado por ellos, siento que me dictan cada palabra que inspiras  y estampo tu recuerdo para que me acompañe a todas partes. La basílica de San Pedro es un lugar que se siente santo, pero estoy seguro de que no es blasfemia sentirme en el cielo en el templo de tu cuerpo. Roma es una gran ciudad y me gusta porque me hace pensar en ti todo el tiempo, buone sera hermosa, me voy a soñar contigo.
                                                                                                                                                FABO
                  

sábado, 16 de noviembre de 2013

Carta desde Budapest...

Hoy te escribo desde Budapest, la triste y nostálgica, la que ha soportado los ataques de mil batallas y aun así se muestra dulce y bella; me recuerda tanto a ti, que has sufrido tantas veces sin que haya causado alguna merma en tu espíritu valiente, siempre he admirado ese coraje sereno que te empuja a llegar a cualquier parte. Hoy el Danubio se veía más grande, con su cauce de río imponente como tu cuerpo de río esperando a ser surcado por las velas de mis manos, aquí el frío pega pero no tan fuerte, pega más tu lejanía de mis manos que se enfrían al no tener el abrigo de tu cintura exacta, hoy pienso en ti como siempre, pienso en tu sonrisa y en tu mirada, que las llevo conmigo como si de una reliquia santa se tratara. Siempre me pongo nostálgico al dejar algún lugar, supongo que es la falsa idea de sentirme nacional de tierra extranjera; porque lo que me queda claro es que Hungría es un país en el que podría vivir si la nación de tu recuerdo, que es donde vivo de verdad, me extendiera un pasaporte.
                                                                                                                                              FABO

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Carta desde Praga...

Hoy te escribo desde Praga, la bella, la que tiene las casas antiguas de techos rojos, con aires de ciudad que se quedó en el pasado, un pasado bohemio y tangible en cada paso que se da sobre sus empedradas calles, donde el viento frío golpea y te hace darte cuenta del calor que llevas por dentro, en Praga las horas pasan lentas pero el día termina rápido, la noche se presenta sin que lo notes, así como tu recuerdo que me llega cuando menos me lo espero pero cuando más lo necesito. Por las noches las farolas alumbran tenuemente los edificios de columnas adornadas con esculturas que parecen respirar, yo las veo esperando que me hablen, algo así me pasa cada que doblo una esquina y espero encontrarte, tan linda como siempre, tan mía como nunca. El río Moldava pasa por frente a mí con sus aguas obscuras, lleno de cisnes y patos salvajes, me gustaría que estuvieras aquí para ver el espectáculo del atardecer con el castillo de fondo, estoy seguro que te encantaría verlo y a mi verte. Praga en verdad es bella, con la nostalgia que lo llena todo y me recuerda a la mía, creo que nos entendimos y nos terminamos queriendo, tal como nos pasó a nosotros, porque tal vez no lo recuerdes y si lo haces de todos modos no importa, para mí siempre es un buen momento para decirte que te quiero.
                                                                                                                                             FABO

martes, 12 de noviembre de 2013

Nuestra partida...

Yo estaba sentado en la estación; el día era nublado y el ambiente frío cerraba el cuadro mientras mi respiración se notaba clara con el humo que provocaba. El tren llegó puntual, al igual que ella; se veía linda con su blusa roja y su chamarra de piel café; al cuello su bufanda blanca "la de la suerte" decía ella, solo llevaba lo indispensable, una pequeña maleta y su siempre fiel bolso rojo de mano; yo a su vez, tenía el abrigo negro de mil batallas, ese que llevaba puesto el día que la conocí. Ese día llovía y le ofrecí mi abrigo, quién diría que después de ese gesto nos encontraríamos hoy aquí, dispuestos a dejarlo todo por encontrarnos a nosotros; el tren sonaba y se retorcía, pareciera que el frío le calara también, nos llamaron por fin "Tous en borde" dijo el guardia con ese acento de provincia; ella me miró fijamente, en sus ojos se notaba el miedo y la ilusión, todo mezclado a la vez. La tome de la cintura y susurré en su oído "tranquile" en el mejor francés que pude, solo sonrió para calmarme más que por mostrar verdadera felicidad; no era para menos, la melancolía también se apoderaba de mí así como la incertidumbre, sin embargo no dudaba de querer estar con ella siempre. Abordamos el tren, no había mucha gente así que tomamos dos lugares con bastante privacidad. Pasamos varias estaciones y al llegar a la última tomé su mano "este es el final" comenté susurrando a su oído; ella tomó mi mano y la puso sobre su vientre y con esa mirada de verdadero amor me dijo claro y despacio "No amor, te equivocas, este apenas es el principio".
                                                                                                                                                                                                                                                                                                             FABO
                

sábado, 9 de noviembre de 2013

Carta desde Londres...

La tenue lluvia cae sobre mi rostro y me hace sentir el frío de la ciudad con su viento helado que juega con mi bufanda, hoy el día está particularmente nublado, camino en dirección a Soho en busca de un café y un lugar donde escribirte; al llegar me doy cuenta que tu recuerdo me reconforta más que el humeante café, siempre me sucede lo mismo, eres el rincón al cual me aferro cuando el frío amenaza con llevarme con él, eres el ancla que me detiene en tierra y me ayuda a no ser arrastrado por la corriente del Tamesis, comienzo a sentirte junto a mí con ese dulce aroma que desprende tu perfume, me haces falta, esa es una realidad, a veces siento un resfrío pero creo que sólo es mi cuerpo que no se acostumbra a estar sin ti por completo; yo trato de seguir mi camino a través de las calles húmedas pero a veces siento que mis pasos son inútiles cuando no me llevan hacia ti. Me gustaría preguntar si tú me extrañas, pero me da miedo tu respuesta, puede que para ti la distancia sea un muro infranqueable y dejes de escuchar mi buenas noches antes de dormir, quiero que sepas que no hay día ni noche que no piense en ti, las luces nocturnas de los Pubs escandalosos sólo me llevan a pensar en las sonrisas sonoras que soltamos al salir de juerga, y vaya que disfrutamos.  Los museos son fantásticos, albergan una gran cantidad de obras hermosas y dignas de recordar, me llevan a pensar en la finura del trazo de tu cuerpo y la esencia del arte verdadero encerrado en tus labios. Pues es así que te digo que Londres es magnífica, de verdad lo es, pero no hay nada que haya visto que pueda merecer compararse con tu mirada.
                                                                                                                          FABO

miércoles, 6 de noviembre de 2013

El monje...

Junto con la noche la marea subía y los caminos se cubrían poco a poco hasta dejar todo completamente aislado. Todos tomaban las precauciones necesarias pues el frío y la lluvia amenazaban con llegar fuerte; el joven monje no tomaba en cuenta esto, pues su mente no se encontraba en eso ni en sus rezos, sino muy a su pesar,en la hija del dueño del almacén;a ella y sólo a ella dedicaba sus rezos, esto lo espantaba pues se sentía un pecador al usar esas ropas y vivir tras esas paredes santas mientras el pecaba amándola cada día más. Esto no era sólo por ser, aquella bella mujer había dado muestras de su interés en el monje el día que llevó un pedido y él la atendió, se miraron fijamente y en ese momento supo que ya no podría vivir sin ella. Esa noche era particularmente difícil, la recordaba y sufría por su lejanía, no podía más, así que decidió afrontarse al muro que bajaba hasta su ventana y sorprenderla diciéndole todo cuanto sentía. Fue así que salió por su ventana escalando el difícil muro de la Abadía, comenzó una lluvia tenue que hacía el muro más resbaloso aún y el musgo pegado a la pared no ayudaba para nada, pero la voluntad del monje era más fuerte que cualquier obstáculo; por fin llegó a la ventana de su amada, pero cual fue su sorpresa al verla tomada de la mano de otro hombre al cual besaba tiernamente mientras él jugaba con su cabello; <Dios mio> fue lo último que alcanzó a pensar el joven monje antes de caer al vacío y terminar el viaje sobre las rocas cubiertas por el mar. Pasaron días antes de poder encontrarlo; durante el funeral la hija del tendero pensó < pobrecillo, se veía que era una buena persona> mientras sujetaba la mano de su prometido. La boda sería el próximo sábado.

                                                                                                                                                   FABO

sábado, 2 de noviembre de 2013

Carta desde París...

La noche cae y con ella llegan las luces que iluminan esta hermosa ciudad, el frío amenaza con vencer el abrigo negro que porto, sin embargo, yo sigo mi camino. La lluvia se hace sentir en mi rostro y a pesar de congelar mi cara me hace sentirme completamente vivo, por fin llego a mi destino; desde abajo la Torre Eiffel se muestra imponente y desafiante, es un monstruo hermoso o una obra de arte aterradora, la miro desafiante y subo a ella, desde lo más alto domino la vista de Paris, una ciudad espectacular, a mis pies esta el Sena y el Arco del Triunfo, todas las luces brillan para mi y suelto una sonrisa, el viento juega con mi cabello y entumece mis manos. Me siento feliz de estar aquí teniendo mi pequeña conquista personal. Y así comienzo el descenso, a través de las entrañas de la torre, alcanzo a ver todos sus huesos, sus venas y arterias, la recorro por dentro y nos entendemos; por fin abajo vuelvo a voltear a su punta, la veo hermosa y me quedo a sus pies, me siento en una banca y entonces te escribo esto: Sabes, estoy en una ciudad hermosa y sólo pienso en ti, en que la vida me lleva como el viento a las hojas y sin embargo mi destino es terminar entre tu brazos, como siempre ha sido y como siempre será, yo pienso que la lejanía nos une aún más y nos muestra otra cara de nosotros, la de la soledad que nos acompaña siempre, que camina paso a paso y que nos mira de frente, sólo que esta vez nos tenemos, a la lejanía, pero nos tenemos y créeme que no pienso dejarte ir nunca, no importa en que parte del mundo nos encontremos, tú y yo siempre estaremos unidos. 

                                                                                                       FABO